Nadie elige dónde nacer y, sin embargo, ese primer hecho fortuito de la existencia predetermina muchas cosas de nuestra vida, de nuestra forma de ver el mundo. La cultura nos abraza y nos define, nos ancla a la tierra donde nacimos. Soy fan de México y particularmente del terruño tapatío en el que nací, crecí y vivo. Soy, por el contrario, enemigo absoluto de los nacionalismos. Detesto el nacionalismo mexicano tanto como cualquier otro. No puedo con los rituales patrioteros que ponen el sentimiento vacuo por encima de la razón. No creo que México sea mejor que otros países sólo porque tiene más o menos historia, simplemente este país es nuestro y eso basta y sobra para quererlo más.La imposición de aranceles es una tragedia económica para toda la zona de Norteamérica. El presidente Trump acabó de un plumazo, literal, con la construcción de la zona económica de libre comercio más importante del mundo. Lo más que puede ganar, si todo le sale bien, es obligar a México y a Canadá a rendirle pleitesía al líder, ordenar la migración de mano de obra, que Estados Unidos necesita, y que México y Canadá sean más colaborativos en el problema de tráfico de las drogas que Estados Unidos necesita y consume.Acusar al Gobierno mexicano de tener vínculos con el crimen organizado es una verdad de Perogrullo: todas las mafias, de todo el mundo, incluyendo la estadounidense, tienen vínculos con los gobiernos. En el caso mexicano el desarrollo del narcotráfico ha sido de la mano de las agencias gubernamentales: detrás de un gran capo hay siempre un político, un general (como Gutiérrez Rebollo y muchos más), un fiscal (el nayarita Veitia, por ejemplo), un policía (ahí está García Luna), un gobernador (usted escoja, los hay de todos partidos y colores). De ahí a gritar que México es un narcoestado, como lo hicieron torpemente los diputados de oposición, no sólo es falso, sino de una torpeza política descomunal: situarse del lado del enemigo simbólico más importante de este país es un suicidio por imbecilidad (deberían patentar estas formas tan particulares de auto extinción). Es evidente que el discurso lopezobradorista fue muy condescendiente con los narcotraficantes; sin embargo, la relación de complicidad no fue ni mayor ni menor que la de gobiernos anteriores.Parece difícil que Trump mantenga durante mucho tiempo una política que afecta a los consumidores estadounidenses, pero da igual: el daño está hecho. Lo que pasó este fin de semana no sólo rompió la certeza en el Tratado de Libre Comercio, lo cual afectará las decisiones de inversión en México, sino que liberó los monstruos del nacionalismo que son más dañinos que cualquier impuesto.