Las ciudades son uno de los grandes sujetos en la literatura. En las ciudades crecemos, vivimos, conocimos nuestros amores, nuestras grandes decepciones; entre sus calles transcurrieron los años ante innumerables caminatas al atardecer.Infinidad de escritores han hecho historias de sus ciudades, han dejado monumentos literarios a aquellas urbes que trascienden el tiempo y la memoria misma. Como escenario, como personaje, e incluso como protagonista, las ciudades han alimentado, a lo largo de siglos, a la imaginación.La Habana es una de esas ciudades de la tierra que ahora protagoniza su propia historia en el libro más reciente del escritor cubano Leonardo Padura; “Ir a la Habana”, en el que, a través de un viaje histórico, social, cultural, autobiográfico y político, el autor va diseccionando los años de su infancia y juventud en aquella Habana mítica de la que hoy en día no quedan más que los recuerdos, a la vez que brinda un panorama completo de la historia de la ciudad y sus momentos más convulsos a través de los siglos.En entrevista con EL INFORMADOR, Leonardo Padura abordó la importancia que tienen las ciudades como protagonistas literarios en la narrativa latinoamericana y universal, el poder de la nostalgia en la escritura como un método para rescatarnos a nosotros mismos y al pasado, y cómo La Habana es la gran protagonista en este nuevo viaje literario del escritor cubano. Leonardo Padura deja en este nuevo libro una carta de amor a La Habana, la protagonista de esta nueva aventura literaria, una ciudad que ha ido cambiando, que se ha deteriorado, que ya no es la misma, pero con la que Padura tenía una deuda que saldar. Deuda que, finalmente, ha pagado con la llegada de este libro.“Hay toda una narrativa que tiene un carácter fundamentalmente urbano. En el caso latinoamericano, se hace predominante a partir de la década de los 60, cuando las ciudades crecen, se convierten en el espacio de la mayoría de los conflictos que viven las personas en esta segunda mitad del siglo XX. Hay muchos escritores que han escrito sobre las ciudades, que han hecho un proceso de construcción. En el caso de la Habana, es una ciudad que ha tenido una contención simbólica en la cual la narrativa ha sido muy importante”, comentó.El proceso de construcción ha pasado también a un proceso de deconstrucción, porque La Habana se ha detenido en su crecimiento y ese detenimiento ha ido acompañado de un proceso de deterioro físico el cual ha sido reflejado en la literatura.La ciudad ha ido manifestando también el comportamiento de las personas en algo que llamamos la pérdida de urbanidad. Este proceso de deterioro fue una de las razones que me llevó a escribir este libro, ver mi relación con la ciudad y ver cómo un proceso de crecimiento iba acompañado después de un proceso de detenimiento. Hay una Habana que ya no es. Hay una Habana que dejó de existir de la misma forma en que existía y eso es común en todas las ciudades del mundo. Lo doloroso ha sido ver cómo esa ciudad de la que yo me fui apropiando y que fui entendiendo los códigos se ha ido”, agregó.“‘Ir a La Habana’” es un recorrido a través de la nostalgia y la añoranza de los ayeres de Cuba y su ciudad grande, un viaje que no habría sido posible de no ser por el poder de la melancolía. Al respecto, el escritor explicó el peso que la misma tiene en su narrativa y en su propia vida.“Hay mucha importancia en la melancolía porque uno mira al pasado y trata de encontrar en él las claves del presente. Hay un elemento que es importante y que es muy humano, que es el paso del tiempo, no solamente el paso del tiempo histórico que es el paso del tiempo personal, y cuánto duró. La persona que fui hace 50 años —cuando yo tenía 20 años—, pues por supuesto, quisiera en muchos sentidos ser como esa persona, pero teniendo la capacidad mental que tengo ahora. Y eso me provoca una cierta melancolía. Otro elemento importante en mis novelas es el concepto de la amistad, la relación entre las personas, cómo eso ha ido variando, cómo se ha ido deteriorando también con el paso del tiempo, y es un proceso natural”. “Ir a la Habana” es un libro que, de cierta manera, Padura escribió a lo largo de muchos años, un rompecabezas que poco a poco se fue conjugando en sus otras novelas, en fragmentos, en secciones y segmentos donde la ciudad siempre estuvo presente, mas no como protagonista, no como el centro de la obra. Padura indica que haber escrito este libro representa saldar una deuda pendiente con La Habana.“Significa saldar una deuda, organizar de manera coherente, precisa y homogénea ese proceso de apropiación de las uniones de conocimiento y apropiación de la ciudad. Me fui adentrando en La Habana, la fui conociendo, fui entendiendo su historia, su comportamiento, fui adquiriendo su lengua —porque todas las ciudades tienen un idioma—, me fui apropiando de ese idioma y escribí este libro, era cristalizar esa relación con la ciudad. Un libro en el que hago este recorrido histórico, físico, personal —sentimental también— de la ciudad. Y para evidenciar cómo ese proceso ha tenido relación con mi escritura pues están los fragmentos de novela que van acompañando la lectura”, finalizó el escritor. Los buenos novelistas siempre cuentan en sus historias con un personaje que acaba siendo tan importante como el protagonista: la ciudad donde trascurren los hechos. Por eso no hay mejor guía para conocer La Habana que Leonardo Padura, el autor que mejor le ha tomado el pulso, a lo largo de diferentes épocas, en cada una de sus novelas. Este libro — “Ir a La Habana”— ofrece un paseo por los barrios de La Habana en forma de historia autobiográfica del propio novelista, que va desde Mantilla hasta los diferentes barrios de la ciudad. Y en cada uno de ellos, su historia se complementa con los fragmentos de las novelas donde aparecen. “Ir a La Habana”, de Leonardo Padura, ya se encuentra disponible en librerías. Mañana, a las 18:00 horas, el escritor dará la charla “Mis historias en La Habana”, un diálogo en el marco de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, en el Paraninfo Enrique Díaz de León de la Universidad de Guadalajara. CT