Cumplió la amenaza e hizo una intimidación. Donald Trump “no se anda por las ramas”, ya que impuso los aranceles a las importaciones -de México, Canadá y China- y se protege ante la lógica respuesta que iba a recibir por parte de los afectados, ya que en las tres órdenes ejecutivas que ayer firmó en su casa en Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, advirtió que si un país intentara tomar represalias con aranceles -como Claudia Shienbaum y Justin Trudeau hicieron desde algunas semanas- habría una respuesta más severa.Esta guerra comercial de la nueva administración de la Casa Blanca en contra de sus socios comerciales más importantes no sólo afectará a los países involucrados directamente, sino que esto desencadenará una revolución global. Apenas ayer se hablaba -como ejemplo- en algunos medios financieros de los efectos que estos aranceles pueden causar a las más de mil 300 compañías japonesas que operan en México, cuando más de la mitad se dedican al sector de la manufactura, además que nuestro país es el mayor exportador de partes automotrices a nuestros vecinos del Norte y los efectos que la medida va a provocar a esa industria. Solamente compañías estadounidenses como General Motors y Ford que tienen plantas en México y Canadá sufrirán un alto impacto, ya que en ambos países se aplicará el mismo arancel del 25 por ciento. La Presidenta Claudia Sheinbaum hablaba desde la semana anterior de tomar estas acciones con “cabeza fría” y recurrir al “diálogo”. El concepto de cabeza fría sí hay que aplicarlo, pero el “diálogo” parece que será difícil establecerlo porque “el palo ya está dado”. Aquello de que “nosotros nos basamos en los decretos que el mismo presidente Trump firmó”, haciendo referencia al tratado comercial, ha quedado en el pasado con esta orden ejecutiva unilateral y sin “diálogo” por parte del presidente estadounidense. Y si el viernes Sheinbaum decía: “Estoy tranquila porque tenemos pueblo, tenemos un modelo de desarrollo económico” y que “todos unidos, porque el pueblo unido jamás será vencido… ”, además de advertirle a Trump que la aplicación de aranceles sería “un error estratégico”, desde ayer debe estar muy preocupada y pensando con mucho detenimiento cuál de los tres planes de los que habló -pero no detalló- el viernes, “un plan A, un plan B y un plan C”, es el más adecuado ante la realidad comercial que vivimos a partir de ayer por la tarde. Usted, ¿qué opina?
