El viernes, una reportera le preguntó a Donald Trump en la Casa Blanca: .–¿Hay algo que China, Canadá y México puedan hacer para detener mañana la implementación de aranceles?–No, nada. No ahora –respondió el mandatario.La negociación de Trump con México fue de manual. La misma táctica agresiva, generadora de caos y autopublicitaria que detallé en mi columna de ayer “Trump sobre Trump”, y que el mandatario planteó en su libro “El arte de la negociación” (1987).Trump lanzó una medida arancelaria “inevitable” y desproporcionada para conseguir lo que deseaba: 10 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera Norte a cambio de no imponer aranceles del 25% a México.El viernes confirmó la orden ejecutiva que imponía aranceles, el sábado publicó la directriz pero allí especificó que entraba en vigor hasta este martes 4 de febrero.En todo momento, la táctica de Trump fue negociar en condiciones favorables y amagar, por eso los plazos.Ahora, hay que dimensionar la concesión que le hizo Sheinbaum. Esos elementos de la GN equivalen al 9% de los 108 mil 455 efectivos desplegados en todo el país, según datos del último Informe de Gobierno de AMLO.Ninguna Entidad del país tiene esa cantidad de elementos desplegados. En Jalisco, sede del cártel más poderoso del país, hay seis mil 761; somos la cuarta Entidad con más soldados de la GN. Guanajuato, el Estado con más soldados desplegados, tiene nueve mil 667.La Presidenta acordó que esos efectivos combatirán la migración ilegal y el tráfico de fentanilo. En realidad, su labor estará centrada en gran medida en la contención de la migración.Y si la frontera Norte impide el paso ilegal de personas a Estados Unidos, ¿quién sería un tercer país seguro de facto?Este guión lo vimos en 2019. En ese año, Trump amenazó a México con aranceles del 5% si no contenía la migración en las fronteras Sur y Norte. Eso obligó a nuestro Gobierno a desplegar 25 mil efectivos de la GN en ambos cruces.Por eso, hablar de un triunfo del Gobierno de México es relativo. Los aranceles se pusieron en pausa un mes. Hasta que el ogro de la Casa Blanca se sienta satisfecho con los resultados –estaremos bajo su mira– o se le ocurra otra demanda disparatada para negociar más concesiones.