Miércoles, 12 de Febrero 2025

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México en la incertidumbre permanente

Por: Israel Macías López

México en la incertidumbre permanente

México en la incertidumbre permanente

La estrategia de México y la de Canadá, frente a la amenaza de los aranceles del 25 por ciento fue diferente. Mientras que los canadienses optaron por la acción: de inmediato su Primer ministro tomó el avión y voló a la mansión del presidente Trump para arreglar las cosas “en corto”, en México optamos por la parálisis.

El gobierno mexicano parecía congelado frente a las amenazas y decidió no hacer nada. “Cabeza fría” repetía la presidenta y mencionaba que su gobierno trabajaba hasta con 3 planes distintos que nunca se revelaron de qué se trataban, solo se sabía que eran los planes A, B y C.

La realidad es que muy poco era lo que podía hacer el gobierno de México frente a una amenaza de ese tipo de parte del cliente que nos compra el 80 por ciento de todo lo que vendemos al exterior.

Al final del día, los aranceles se pusieron en pausa y no parece que haya hecho gran diferencia la estrategia de Canadá o la de México. Pero tan pronto se anunció que se suspendían un mes, en México se tomó como una victoria nacional, como si Sheinbaum hubiera desarmado al abusivo Trump y eliminado de por vida la amenaza de los aranceles.

No fue así. Solo se pateó el bote un mes más.

Todo parece indicar que la amenaza de los aranceles será el arma que use cada vez que se le antoje al presidente Trump, dependiendo de lo que quiera lograr con tal o cual país. En el caso de México, la dependencia que tenemos y el grado de integración industrial y comercial es de tal magnitud, que francamente no tenemos mucha alternativa, más que coordinarnos en todos los temas que les importen a los norteamericanos.

Habrá países que tengan un mayor margen de maniobra, como China, pero no México.

Lo grave es que nos encontramos en uno de los peores escenarios: el de la incertidumbre permanente. Por supuesto que el peor, peor de todos los escenarios posibles era precisamente el tener encima los aranceles del 25 por ciento a todo lo que exportamos. Pero este escenario tampoco es muy positivo.

Ahora prácticamente vivimos en un país que no puede ofrecer certidumbre ni garantía de nada que tenga una vigencia mayor a un mes.

El no saber con claridad cuáles son las reglas del juego o sobre qué condiciones se pueden traer inversiones a este país y crear empleos, es la peor de las recetas para una nación que le urge crecimiento económico y que en gran parte este crecimiento dependerá de la inversión privada, no pública.

La inversión pública no pinta, simplemente porque desde hace décadas se ha venido castigando. Las inversiones que se hicieron y que se conocen como los grandes proyectos “prioritarios” del gobierno de López Obrador, nunca desarrollaron un efecto multiplicador para el resto de la economía.

Si lograron dinamizar en algo la economía del sureste del país, particularmente el estado que más creció en el sexenio pasado fue Tabasco. Y eso por la construcción de la refinería de Dos Bocas. Pero fuera de eso, nada. La inversión pública simplemente no pudo ni podrá, sacar adelante a este país.

Y menos ahora, que el gobierno de la República está sin un peso en las arcas, con un limitado poder de gasto y uno compromisos crecientes por seguir repartiendo dinero entre los múltiples programas sociales, las finanzas del país simplemente no dan para más.

El proyecto de los trenes de la presidenta ahora está en veremos y si se concretaran, se esperaría el mismo reducido efecto de arrastre en el resto de la economía.

En conclusión, más nos vale buscar salir de este limbo de incertidumbre que pone en riesgo todo el crecimiento económico del sexenio, porque de lo contrario, la presidenta corre el riesgo de liderar un sexenio aún peor que el de su querido mentor AMLO.

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