Dos años. 2023-2025. Mismo recinto, realidad hipercontrastante. 24 meses atrás, en primera fila del presidium del teatro de la República, un diputado opositor y la presidenta del Poder Judicial. Ayer, ésta cancelada, las sillas de honor solo para los del régimen. ¿Avanzamos?El anfitrión de entonces y ahora es Mauricio Kuri. Del PAN. Este miércoles él apela a la concordia. La Presidenta Claudia Sheinbaum agradece discurso y presencia al gobernador. La cortesía partidista termina ahí. La oposición no existirá más. O sí, para denigrarla.Hace dos años, la ministra Norma Piña, que llevaba un mes como presidenta de la Suprema Corte, como cabeza del Poder Judicial, dio la nota. ¿Algún día explicará bien por qué no se levantó cuando llegó el entonces presidente?Piña se quedó sentada mientras el ex mandatario hacía su arribo. Robó cámara. Así se estrenaba en actos patrios la primera mujer en presidir la Suprema. El ego herido del tabasqueño es ya leyenda. ¿Piña perdió todo ese día? Quizá solo adelantó su destino.Dos años atrás, el régimen se dolía cada mañana de su impotencia. Desde 2021 la oposición en el Congreso le apagaba la mecha. La elección intermedia fue un tropiezo, una derrota convertida en acicate para un movimiento que a partir de entonces encendió las turbinas.Quien vea en Piña a la culpable de lo que ocurrió un año después con el Poder Judicial, será injusto. Morena —pregunten al Ricardo Monreal del segundo semestre del 2018– tenía ganas de dar una “sacudida” al PJF. Lo dijeron. Y cuando pudieron, procedieron. Piña ni lo vio venir.Pero no nos adelantemos. ¿Qué nos dice que hace dos años sí fueron invitados, por el mismísimo creador de Morena, la titular del Judicial y un panista (Santiago Creel) como representante legislativo? ¿Mero formalismo? Quizá. O quizá solo es que esta película aún no avanzaba hasta la escena en que ni esos formalismos se cubrirían.Las formas de dos años después son otras. Sin descartar, quién puede hacerlo, que la desinvitación de la Presidenta Sheinbaum a Piña sea más que una descortesía a ella, una cortesía a distancia al serenísimo líder, el significado de la cancelación de Norma es múltiple.La Presidenta en su explicación que no explicaba razones para no invitar a la ministra a la que sí saludó hace cuatro meses al tomar posesión, exhibió que se asume, sin ser abogada ni mucho menos juzgadora, en la intérprete de la Constitución, en el poder de poderes.Para que no quedara duda, de la discrecionalidad y de que se asume Presidenta parcial no nacional, al iniciar ayer su discurso Sheinbaum saludó a las ministras a las que sí invitó; sí, a esas que ustedes saben que más que funcionar para la ley, son funcionales al movimiento.Dos años de más claridad, de más transparencia. La ministra no se paró aquel 5 de febrero y se volvió el blanco de la inquina de tantas y tantos que nunca se atrevieron, ni se atreven hoy, a disentir de quien les susurraba cada mañana. Y ayer hasta la Presidenta se la cobró.No fue el único gesto de la mandataria con el ex. Hay palabras de 2023 y de 2025 que sin ser idénticas son igualitas. Las líneas sobre el porfirismo, incluidas las de eso que llaman neoporfirismo. Aunque más que igualitas, habría que decir que las de ahora están más cargadas.En 2023 parecía que la República tenía varios colores y, así fuera con formalismos, esas variopintas ideologías cabían en el queretano teatro de la República. ¿Y en 2025? Ustedes saben la respuesta.