La carta del “Mayo” Zambada exigiendo al Estado Mexicano que lo defiendan como un ciudadano más de este país y haga valer el derecho para solicitar su extradición puso en un predicamento a la administración de Claudia Sheinbaum. No atender su solicitud habría sido interpretado como una sumisión hacia el Gobierno de Estados Unidos. Hacerlo, como lo han hecho, ha generado una andanada de acusaciones de que el Gobierno de Morena está vinculado al crimen organizado.En este momento, para la Presidenta mexicana es más importante que sus gobernados piensen que no se dobla ante las amenazas del presidente Trump, aunque en la práctica no ha hecho sino ceder y tratar de congraciarse con el Gobierno vecino. La oposición puede seguir circulando fotos y videos de los abogados, eso no le afecta gran cosa salvo con los mismos que ya pensaban lo mismo. En la política real, los abrazos se acabaron y se acabaron en serio. La cantidad de cuadros medios y capos medianos que han detenido en las últimas semanas es una clara señal de que hay una política de combate a los productores y exportadores de fentanilo. La colaboración con el Gobierno estadunidense en este rubro ha sido absoluta. ¡Y qué bueno! A todos nos conviene un país con menos crimen organizado. Salvo el caso de Culiacán y en algunos sucesos muy puntuales, como el de Zacapu esta semana, hasta ahora las detenciones no han sido generadoras de más violencia, lo cual no quiere decir que no pueda suceder. Un escenario como el de Sinaloa puede repetirse si hay detenciones de alto nivel allá donde hay cárteles viejos y muy arraigados como en Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Baja California y Tamaulipas.“El Mayo” Zambada no va a regresar a México nunca, como tampoco lo harán “El Chapo” ni los “Chapitos”. Para el Gobierno estadounidense son, además de trofeos en su sala de cacería, grandes fuentes de información para entender cómo funciona la producción y tráfico de fentanilo. Su objetivo es tener control sobre el producto que circula en sus calles para evitar muertes causadas por productos con dosis no controladas. La mayoría de los adictos, tristemente, no tienen remedio. Lo que sí puede y debe hacer el gobierno estadounidense es controlar lo que circula en su territorio y evitar en lo posible nuevos adictos a esta sustancia. (Por cierto, las campañas publicitarias que tanto presume Sheinbaum y que quiere copiar Trump sólo sirven para que parezca que están haciendo algo).Hay en ambos lados de la frontera una enorme hipocresía con respecto al narcotráfico y al crimen organizado en general. En esta guerra discursiva, “El Mayo” se convirtió en un símbolo de defensa de la soberanía, para unos, y de combate al tráfico de drogas para otros. A ninguno de los dos gobiernos le importa eso que llaman Estado de Derecho.