“Es una decisión del Senado…y hasta ahí”, contestó seca y cortante la Presidenta Claudia Sheinbaum, cuando hace poco más de tres meses le preguntaron sobre la bochornosa jornada en la Cámara de Senadores, en la que de madrugada la aplanadora de Morena y aliados impuso a Rosario Piedra Ibarra otros cinco años al frente de la capturada Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), pese a ser la peor evaluada de las aspirantes, y pese a que la carta de Palacio Nacional era Nashieli Ramírez, quien fungió como ombudsperson de la Ciudad de México cuando Sheinbaum era la jefa de Gobierno.No cumplía ni dos meses como Presidenta cuando venía su primer descalabro político desde un Senado que, en teoría, debía apoyarla por tener mayoría absoluta.Corre el mes cinco de su Presidencia y esta semana vino otra andanada de fuego amigo nuevamente desde el Senado de la República. Ni el presidente de la Cámara alta, Gerardo Fernández Noroña, ni el coordinador de la bancada guinda, Adán Augusto López, hicieron prevalecer sin cambios las reformas contra la reelección y el nepotismo que la Presidenta envió a esa Cámara para que entraran en vigor en 2027. Bastó que el Partido Verde pidiera que su aplicación se postergara hasta 2030 para que la modificación se hiciera.Nada que ver con el férreo control que su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, mantuvo a lo largo de su sexenio no sólo en las dos legislaturas que vio concluir, sino en la actual que inició en septiembre y le aprobó en fast-track la reforma judicial. Con AMLO las iniciativas pasaban sin que se les moviera una coma.La dedicatoria de esta modificación promovida por los verdes fue para la senadora Ruth González, esposa del actual gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, quienes militan en el partido del tucán, y quieren que la gubernatura pase a ella de manos de su marido. La mayoría de morenistas dio también la espalda a la Presidenta, para dejar latente la posibilidad de que el senador Félix Salgado Macedonio suceda en la gubernatura de Guerrero a su hija Evelyn, y para que el senador Saúl Monreal reciba la gubernatura de Zacatecas que ejerce su hermano David.A diferencia de hace tres meses en el caso de la CNDH, esta vez la Presidenta sí envió un claro acuse de recibo del desaire de sus senadores de Morena y aliados del Verde y del PT. Insistió en que ella sostiene que su iniciativa debe entrar en el 2027 como para enviar un último llamado a la Cámara de Diputados, a donde pasara la reforma para su revisión.Y tras pedir a Morena no impulsar a familiares de servidores públicos como candidatos en el 2027, remató ayer en su mañanera: “No creo que al pueblo de San Luis Potosí ni de ningún Estado le guste que un familiar de un gobernador sea postulado como candidato”.Ante el fuego amigo, hay tiro.