Como dice el refrán popular, Donald Trump “No tiene llenadero”, pero con puras estupideces. No se conforma con estar amenazando y acosando a sus vecinos y mejores socios comerciales —México y Canadá—, con reclamar la posesión del Canal de Panamá —que no le pertenece—, con querer apoderarse de Groenlandia —porque se le ocurre que su ubicación geográfica es estratégica para la seguridad nacional—, por salirse y quitar las ‘ataduras’ de Estados Unidos con todos los organismos internacionales —ser independiente y manejarse solo alejado del mundo—; ahora quiere “apoderarse” de Medio Oriente y convertirse en su “guía”, enviar al destierro a los palestinos —a Egipto y Jordania— y convertir la zona de Gaza en un desarrollo turístico donde él “ponga y disponga” de lo que se tiene que hacer.El martes, al recibir en la Casa Blanca al primer ministro israeli, Benjamin Netanyahu, Trump no descartó desplegar tropas norteamericanas para apoyar la reconstrucción de Gaza —a la que calificó de “zona de demolición”— y convertirla en la nueva “Riviera de Medio Oriente”.Habló de la zona de Gaza como un proyecto personal inmobiliario, asumiendo que puede disponer a su discreción de la vida de los palestinos a los que planea desterrar. Para Trump lo que dicen los tratados de los Convenios de Ginebra —que establecen normas para proteger los derechos de las personas afectadas en los conflictos armados— en lo que se refieren concretamente a los “traslados masivos y forzosos” —que serían violados— se los pasa por “El arco del triunfo”.La respuesta del mundo, donde se encuentran los países de Medio Oriente, los aliados de Estados Unidos, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y —por supuesto— los mismo palestinos han rechazado la brillante idea de “ayuda humanitaria”, “urbanizador” e “inmobiliario” del nuevo inquilino de la Casa Blanca, quien desde su enferma mente ha dicho que “a todo mundo le encanta”.Luz Gómez, maestra de estudios árabes e islámicos de la Universidad de Madrid, señalaba —en un comentario en el periodico español El País—, que “a quienes se resistieron a llamar a las cosas por su nombre, Trump se la pone fácil: promete limpieza étnica, colonias de lujo, control estadounidense del territorio. Si hacían falta más señales del fascismo de Trump, ahí las tenemos. El mundo no puede permanecer indiferente… El Ejército israelí y los colonos tienen a Cisjordania y Jerusalén en llamas. Y en Washington se habla de vacaciones en la playa”. Puras estupideces.Usted, ¿qué opina?