Lunes, 31 de Marzo 2025

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Burocracia sin fin

Por: Jonathan Lomelí

Burocracia sin fin

Burocracia sin fin

Divido a la humanidad, arbitrariamente, en dos. Primero están los valientes cuya fuerza de voluntad acomete, sin gesticular, cualquier trámite ante una oficina de Gobierno o ente público.

He visto a las mejores mentes de mi generación reunir, uno a uno, los documentos infinitos para adquirir una hipoteca, solicitar una incapacidad o subir un grado académico.

La tramitología asfixiante debería tratarse como una rama del budismo.

Los seres capaces de mantener la calma y el orden; los que guardan en una carpeta cada papelito —porque la copia en físico del INE es la moneda de cambio obligada en cualquier oficina pública que se respete—; los que dicen “sí, aquí tengo una copia y aquí tengo la original”, y saben que dependen del humor del burócrata en turno; esos, sin duda, son los triunfadores en esta burocracia existencial.

Y del otro lado estamos los menos aptos e impacientes. Los débiles. Los que desesperamos fácilmente y claudicamos. Hay carreras truncas, divorcios inconclusos, pensiones jamás tramitadas por culpa de esta debilidad.

Tomé nota de estos pensamientos durante el largo proceso para solicitar una Constancia de No Adeudo en el SIAPA.

Llegué a la una de la tarde del pasado viernes a la matriz del SIAPA en Avenida González Gallo. Había poca gente. Un guardia de seguridad me pasó directamente a una ventanilla para pagar un saldo marginal de mi cuenta. Ese trámite fue rápido. Luego me pidió formarme en una nueva fila para solicitar la Constancia de No Adeudo.

Tras varios turnos mostré mi recibo en ceros y me dieron una ficha. Pasé al fondo de las oficinas para sacar copia de mi INE. La encargada de las copias —me di cuenta a posteriori— tiene por consigna no mirarte a los ojos, no saludar, no sonreír y sólo recibir el dinero mecánicamente como una ofensa a su persona.

El sistema de turnos es un misterio. La combinación de letras y números responde a una lógica arcana. Tardé una media hora en entender que pertenecía a una serie cuyo avance era el más lento. Tardé otra media hora en asumir que iba a tardar más de una hora la espera. Tardé en entender que, aunque éramos unas diez personas esperando, nadie sería atendido en la próxima media hora.

Después de dos horas de espera vi mi turno en la pantalla. La empleada me despachó en tres minutos y me pidió volver a caja a pagar y, después, regresar con ella. Pregunté si era necesario un nuevo turno. Por fortuna, me indicó que la buscara directamente.

Tras una nueva fila para pagar la Constancia de No Adeudo —antes hice esa misma fila para pagar el recibo— le sugerí a la señorita que el proceso podría consistir en liquidar el recibo y pagar en ese momento la constancia de no adeudo. Coincidió en que era una buena idea, pero muy amablemente me explicó que así funcionaban las cosas en el SIAPA.

Regresé con la primera funcionaria y le mostré el recibo de pago. Dos horas y media después salí del SIAPA con mi Constancia de No Adeudo.

Y ustedes, ¿a cuál de los dos grupos pertenecen?

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