Contrario a lo que se cree, las discusiones no siempre deben ser negativas, ya que pueden ayudar a mejorar nuestra comunicación y convivencia con las demás personas. Sin embargo, también pueden afectar los vínculos y nuestra salud mental si son frecuentes, intensas, o no se abordan de manera constructiva.Según un artículo de Psicología Estratégica, escrito por la psicóloga y psicoterapeuta Paola Graziano, las discusiones son una parte importante para poder expresar la inconformidad, pero la forma de abordarlas es clave para evitar conflictos mayores. Por ello, aquí te mostramos las 5 técnicas que nos comparte la experta para poder afrontarlas con mayor asertividad. La técnica del «disco rayado» consiste en repetir tu punto de vista una y otra vez, en un tono calmado, sin entrar en provocaciones o discusiones. Mantenerse firme repitiendo tu postura funciona bien con personas insistentes y con niños, es una manera de mantener los límites. Esta técnica es muy útil ante un ataque directo, cuando la otra persona se muestra agresiva, o cuando uno se siente presionado o abrumado por la situación. Se trata de aplazar la respuesta o la discusión a otro momento en el que la situación sea más calmada o para darnos tiempo a reflexionar sin sentirnos presionados a comenzar un conflicto.Se trata de dar, en parte, la razón al argumento de la otra persona; ya sea por la posibilidad de que pueda haber algo de cierto, o para no entrar en una batalla inútil, para luego exponer tu postura de forma clara.Se trata de convertir lo que nos recrimina la otra persona en una crítica constructiva, analizando qué podemos sacar como conclusión de los argumentos y qué podemos aprender de ellos.No importa si el reproche que nos hacen ha sido con buena o mala intención, esta técnica consiste en pedirle al interlocutor que nos explique cuáles son los argumentos concretos que le llevan a hacernos ese reproche y tener claro qué nos está demandando exactamente. (Luego se puede decidir si cambiar o no, y con qué aprendizaje de ello nos quedarnos.) Esta técnica es útil cuando se está subiendo el tono de la conversación o vemos que no se llega a ningún sitio. Consiste en “salir” del argumento del que estemos hablando y exteriorizar lo que está pasando en ese momento, como si nos viéramos desde fuera, y centrándonos en los hechos de forma objetiva, para ofrecer una solución o hacer una demanda al respecto. Cuando se presentan agresiones verbales directas lo mejor es “no seguir el juego”, ignorar, y poner límites.Los expertos destacan la importancia de saber que las agresiones no deben tolerarse, y para terminarlas debemos dejar claro que nos están faltando el respeto. Por lo que, si vemos que no se puede reconducir a un tono más amable la conversación, lo mejor es terminar completamente la comunicación.* * * Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp * * *EA