
Mario Vargas Llosa: “Voy a escribir hasta el último de mis días”
Con el deceso del escritor se va una de las mentes más curiosas, atrevidas y apasionadas de la literatura universal

Al momento de recibir el Premio Nobel, el peruano ingresó a la inmortalidad literaria. AFP
Mario Vargas Llosa cambió para siempre la manera no sólo en la que se escribía la literatura en América Latina, sino también el modo en el que esta se entendía y era valorizada en el mundo. Fue el último representante vivo del “Boom latinoamericano”, movimiento en el que el peruano se destacó del lado de figuras como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Julio Cortázar, y que llevó al interés internacional el material literario que se producía en nuestra región.
No obstante, Vargas Llosa se destacó de sus coetáneos por su marcado estilo narrativo con el que escribía el realismo urbano, la soledad humana, las dinámicas del poder, las contradicciones irremediables del amor y de nuestros países.
Vargas Llosa fue un vanguardista que no se conformó por el camino tradicional con el que hasta entonces se habían contado las historias en América Latina. Nacido en Arequipa, Perú, el 28 de marzo de 1936, desde muy joven presentó inquietudes por las letras. El escritor dijo alguna vez que leyó y escribió como nunca en aquellos años de su adolescencia, esos que pasó en un colegio militar.
Inculcarle ese tipo de educación fue un tiro por la culata para el padre de Vargas Llosa, quien nunca entendió la vocación de escritor de su hijo, y pensó que la disciplina de los militares habría de curarle el mal hábito de la escritura. Su posterior empleo como joven periodista fue determinante en su acercamiento con la letra escrita.
“Mi padre pensó que un colegio militar me iba a quitar la vocación literaria, a la que él temía, y más bien me dio las experiencias con las que escribí mi primera novela”, contaría el escritor en 2019.
Una carrera labrada en libros
Intelectual, de curiosidad insaciable y un enorme poder con la palabra, el peruano generó conversaciones inmediatas con sus obras iniciales, “Los Jefes”, “Los Cachorros”, “La ciudad y los perros”, “La casa verde” y “Conversación en La Catedral”, que denotaban una profunda comprensión de las técnicas literarias, y que abordaban temáticas complejas y poco tratadas en América Latina.
Su primera novela “La ciudad y los perros”, ambientada en un colegio militar, y que es considerada uno de los textos más importantes de nuestras letras, recibió el Premio Biblioteca Breve en 1962, lo que lo posicionó como un escritor novedoso y vanguardista que interesó a la crítica. Con “La casa verde”, el escritor ganó el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos en 1967, justificando así la reputación que le dio su primera obra.
Para cuando el peruano publicó la monumental “Conversación en La Catedral” —con su inolvidable inicio “¿En qué momento se había jodido el Perú?”—, la novela que más trabajo le costó escribir al autor en sus propias palabras, y la “única que salvaría del fuego”, Vargas Llosa era ya, indiscutiblemente, una eminencia literaria.
Lo que siguió después no fue nada más que una extensa muestra de maestría narrativa que se adentró en lo político, en el erotismo, en la novela histórica, en dramas de amor, y que básicamente se prolongó durante toda la vida del escritor.
“Pantaleón y las visitadoras” (1973), “La tía Julia y el escribidor” (1977) “La guerra del fin del mundo” (1981), “Tiempos recios” (2019), son algunos ejemplos notables del material que escribió sin descanso, pues en sus propias palabras, el peruano diría, alguna vez, que “voy a escribir hasta el último de mis días”.
De creatividad inagotable, Vargas Llosa publicó su última novela “Le dedico mi silencio”, en 2023.
Conocedor de su entorno
Su carrera fue reconocida por los galardones más importantes de la literatura, entre los que destacan el Premio Cervantes en 1994, el Príncipe Asturias de Letras en 1986, y el Premio Nobel de Literatura, que le fue concedido, finalmente, en el 2010.
Asimismo, se le otorgó el Premio Biblioteca Breve en 1962, el Premio Rómulo Gallegos en 1962, el Premio Planeta en 1993, y fue elegido miembro de la exclusiva Academia Francesa en 2021, siendo el segundo latinoamericano en conseguir esto.
El escritor experimentó, compuso sus novelas con distintos estilos y técnicas, jugó con los tiempos y las estructuras, y sobre estos pilares creó historias y personajes complejos, trágicos, cómicos, aterradores e inolvidables.
El autor exploró las ciudades, el lenguaje de la juventud y de la clase media. Hizo uso de las maneras más sofisticadas y bellas del español, hasta las groserías más truculentas que se escuchan en las calles. Se adentró en la intimidad de la sexualidad desde muy distintas perspectivas, incluso en las que en su época eran muy controvertidas.
Narró la selva profunda y verde, los cuarteles militares, los recintos de neón de los prostíbulos, las soledades de los tiranos y los dictadores, el amor obsesivo capaz de marchar hasta el último rincón del mundo, el erotismo, la corrupción sin límites y lo político, la incertidumbre de América Latina.
Fue capaz de escribir lo cómico, lo dichoso, y lo más vil del espectro humano. Si bien mucha de su obra está ambientada en Perú, Vargas Llosa entendió como pocos la complejidad de Latinoamérica, sus problemáticas, su estructura y su gente, las plasmó con maestría en sus obras, y se quedó para siempre.
El autor desmenuzó las letras en todos sus géneros. No solo fue un maestro en el arte del cuento y de la novela, sino que se adentró en el ensayo, el periodismo, el teatro, la correspondencia y los artículos, el discurso y la poesía, e incluso en la traducción.

Una amistad que terminó de golpe
El peruano formó una gran amistad con Gabriel García Márquez —Vargas Llosa llegó a escribir su tesis de doctorado sobre la obra del colombiano—, que no obstante terminó de manera abrupta en uno de los momentos más polémicos en la historia de nuestras letras.
En 1976, en la Ciudad de México, Vargas Llosa y García Márquez asistieron a una función de cine en Bellas Artes. Cuando esta finalizó y los dos escritores se encontraron, Vargas Llosa golpeó a García Márquez en el rostro, dejándole un ojo morado que el colombiano eternizó en una fotografía en la que sonríe de modo descarado.
Las razones tras este hecho solo las conocieron ellos dos. El incidente acabó con su amistad de forma definitiva, y fue algo de lo que ninguno de los dos dio detalles nunca.
Pero hay otras teorías sobre aquel puñetazo. El británico Gerald Martin, en su biografía “Gabriel García Márquez: una vida”, da otra pista para descubrir el enigma: Vargas Llosa le dijo al colombiano: “esto es por lo que le dijiste a Patricia” o “esto es por lo que le hiciste a Patricia”.
Y otro autor peruano, Jaime Bayly, escribió sobre la relación de los dos Nobel en “Los genios”, un libro en el que relata que hubo una noche de 1975 en la barcelonesa discoteca Bocaccio en la que estuvieron Patricia Llosa —entonces separada de Mario Vargas Llosa—, García Márquez, la agente literaria Carmen Balcells y Jorge Edwards, donde “pasaron unas cosas que son el origen mismo del puñetazo”.
El mundo llora la partida del escritor
“Su obra y su pensamiento seguirán iluminándonos. A su familia, mi más sentido pésame. A Mario, toda la gratitud por una vida que nos ayudó a ver más lejos”.
Pilar Reyes, directora de editorial Alfaguara.
“He tenido la fortuna de conocerlo, de leerlo y de ser cercana a él, a su familia. Envío a todos ellos, Álvaro, Gonzalo, Morgana, Patricia y a todos allegados, un abrazo”.
Marisol Schulz, directora de la Feria Internacional del Libro.
“Una noticia tremendamente triste. Es un duelo para el Perú, un duelo para cada uno de los peruanos. Yo creo que ha sido el peruano de todos los tiempos”.
Arturo Bryce Echenique, escritor peruano.
“El Gobierno del Perú lamenta profundamente el fallecimiento de Mario Vargas Llosa, escritor universal e insigne Premio Nobel de Literatura”.
Dina Boluarte, presidenta de la República de Perú.
“Un grande, un escritor de enorme calado que ejerció y ejerce una profunda huella en mi obra. Gocé de la oportunidad de convivir con él en varias ocasiones”.
Guillermo Arriaga, escritor y guionista cinematográfico.
“Lamento la partida de Mario Vargas Llosa. Su legado literario dejó huella en quienes creemos en el poder de la literatura para transformar el mundo. Descanse en paz”.
Karla Planter, rectora de la Universidad de Guadalajara.
CT
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