Lunes, 14 de Abril 2025

Mario Vargas Llosa: El polémico escritor con la piel de acero

El autor, quien estuvo a punto de alcanzar la presidencia de Perú en 1990, fue un crítico del poder en América Latina

Por: El Informador

El dramaturgo peruano durante la campaña presidencial de 1990, cuando estuvo a punto de alcanzar el poder. AFP

El dramaturgo peruano durante la campaña presidencial de 1990, cuando estuvo a punto de alcanzar el poder. AFP

Polémico. Quizás esa palabra es la que mejor captura la esencia de Mario Vargas Llosa cuando se habla de todas sus actividades ajenas a la literatura. Y es que la intensidad que demostró al escribir también la plasmó en los otros campos donde se desempeñó.

En 1962 viajó a Cuba para cubrir la crisis de los misiles, uno de los momentos de máxima tensión durante la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Aquella visita lo acercó a la revolución encabezada por Fidel Castro, misma que defendería en un principio al calificarla como un “movimiento libertario”, aunque con los años terminaría desencantado de ella y luego denunciándola como represiva.

Aquel giro ideológico, de la extrema izquierda a la derecha, marcaría profundamente a Vargas Llosa, que dejó de ser un mero espectador y comentarista de los movimientos políticos en América Latina. Ahora estaba decidido a ser una figura de ellos.

Camino frustrado

Mario Vargas Llosa fue un agrio crítico de los regímenes militares que dominaron la política sudamericana en la década de los años setenta, en especial los de Perú y Argentina.

En 1984 fue invitado por el presidente peruano Fernando Balaúnde Terry para encabezar su consejo de ministros, un cargo que primero aceptó y luego prefirió rechazar al darse cuenta que tendría una fuerte oposición interna. En 1987 volvería a figurar en la palestra política, cuando encabezó a las voces opositoras contra las intenciones del presidente peruano Alan García de nacionalizar la banca de ese país.

Fundó el movimiento Libertad que le sirvió como plataforma para lanzarse a la presidencia de Perú en 1990. Encabezó las preferencias durante una buena parte de la campaña, pero sería otro candidato quien lograría alzarse con la victoria en una de las remontadas electorales más asombrosas del siglo XX en Sudamérica. Su nombre: Alberto Fujimori.

Vargas Llosa no solamente perdió la carrera presidencial, sino que el régimen de Fujimori intentó quitarle la nacionalidad peruana. El escritor terminaría por naturalizarse español en 1993.

Durante los 10 años de gobierno de Fujimori, el escritor permanecería lejos de Perú, pero muy cerca de la polémica. Incluso se dio tiempo para opinar sobre el régimen político mexicano, calificando al PRI en 1990 como “la dictadura perfecta”.

Sus columnas en diarios de Iberoamérica se convirtieron en el mejor megáfono para mantener una postura crítica contra varios gobiernos de izquierda y en especial aquellos emanados de las fuerzas militares.

Los últimos años

Vargas Llosa mantuvo durante los últimos años duras críticas contra los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela; así como prácticamente con todos los presidentes de Perú.

En México tuvo cercanía con el Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), lo que le valió la enemistad de la izquierda mexicana. El ex presidente López Obrador llegó a decir en una de sus mañaneras que le daba “gusto” constatar la decadencia de Vargas Llosa, en referencia a una de las columnas donde el peruano criticaba la exigencia del Gobierno de México al español para que se disculpara por La Conquista.

Desengañado por la política latinoamericana en sus últimos años, el escritor llegó a decir en 2021 que la región permanecía atrasada porque “lo importante de unas elecciones no es que haya libertad en ellas, sino que la gente sepa votar bien”.

La frase le valdría una avalancha de críticas, aunque dueño de una piel de acero, Vargas Llosa simplemente sonrió y las dejó pasar. Una lección que aprendió, curiosamente, no en la literatura, sino en la política.

Obras selectas de Mario Vargas Llosa

  • “La ciudad y los perros” 
  • “La casa verde” 
  • “Conversación en La Catedral”
  • “Pantaleón y las visitadoras”
  • “La tía Julia y el escribidor”
  • “La guerra del fin del mundo”
  • “Historia de Mayta”
  • “¿Quién mató a Palomino Molero?”
  • “El hablador”
  • “Elogio de la madrastra”
  • “Lituma en los Andes”
  • “Los cuadernos de don Rigoberto”
  • “La fiesta del Chivo”
  • “El Paraíso en la otra esquina”
  • “Travesuras de la niña mala”
  • “El sueño del celta”
  • “El héroe discreto”
  • “Cinco Esquinas” 
  • “Tiempos recios”
  • “Le dedico mi silencio”

Los amores que marcaron su vida

Hombre de pasiones intensas, Mario Vargas Llosa se casó por primera vez en 1955 a los 19 años con Julia Urquidi, una mujer 10 años mayor que él y ya divorciada. Su matrimonio estuvo marcado por las carencias de sus primeros años en la literatura y la mudanza a Francia. Se divorciaron en 1964. Un año después, Vargas Llosa se casó con Patricia Llosa Urquidi (su prima), con quientuvo tres hijos: Álvaro, Gonzalo y Morgana. Se divorciaron en 2015, cuando se hizo público que el escritor salía con la socialité Isabel Preysler, con quien permaneció hasta 2022.

Isabel Preysler fue la última pareja del emblemático escritor. EFE

Las palabras del premio nobel sobre...

Al opinar sobre el sexenio de López Obrador

“Me temo mucho que el populismo del régimen de López Obrador conduzca a México a otra dictadura, que puede ser perfecta o imperfecta, pero dictadura al fin y al cabo”.

Su pensamiento tras la muerte de Fidel Castro

“La historia hará un balance de estos 55 años que acaban ahora con la muerte del dictador cubano. Él dijo que la historia le absolverá. Y estoy seguro de que a Fidel no lo absolverá la historia”.

Tras el fallecimiento de Hugo Chávez

“No hay que dejarse impresionar demasiado por las muchedumbres llorosas que velan los restos de Hugo Chávez. Son las mismas que se estremecían de dolor y desamparo por la muerte de otros caudillos”

Seducido por el escenario

Quienes conocieron de cerca a Vargas Llosa podían observar cierto histrionismo en su comportamiento, algo que hacía que el peruano se convirtiera, fuera a donde fuera, en el centro de atención.

Quizás eso explica que la escritura no le bastara e intentara explorar otros campos, como lo hizo al subir al escenario y actuar en sus últimos años.

En 2008 interpretó al “rey Sharigar” en la adaptación de “Las mil noches y una noche”, con la que subió a escenarios de Tenerife, Madrid y la Ciudad de México.

En aquella época, dijo que al actuar sentía “nerviosismo, pero también me da mucho entusiasmo, pues uno escribe historias y ahora de pronto ni la ficción, ni las letras pueden sentir lo que uno en un escenario vive”.

La experiencia le gustó lo suficiente como para repetirla en 2015, cuando apareció como actor en “Los cuentos de la peste”, obra que él escribió y donde compartió escena con la actriz española Aitana Sánchez-Gijón en el Teatro Español de Madrid.

Algunas de sus obras fueron llevadas a los escenarios teatrales que terminó por amar tanto, entre ellas “La señorita de Tacna” (1981), “Ojos bonitos, cuadros feos” (1996), “El loco de los balcones” (1993) y “Al pie del Támesis” (2008).

CT

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