La violencia que se vive en México y Jalisco ha puesto los ojos del mundo en el municipio de Teuchitlán por el hallazgo de un predio que, según los indicios, operaba como un campo de entrenamiento del crimen organizado. Además que, de acuerdo con las familias buscadoras del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, hay al menos tres puntos que fungían como crematorios clandestinos.Estos hallazgos ejemplifican cómo en los últimos años la violencia cometida por los cárteles frente a sus víctimas ha recrudecido, pasando de asesinar a sus víctimas y abandonar sus cuerpos a enterrarlos en fosas y segmentarlos.Aunque las familias buscadoras han encontrado esos restos bajo la tierra, los criminales ahora optan por usar crematorios clandestinos, y aunque no una táctica reciente (en 2016, también encontraron un campo en Matamoros llamado “La Bartolina”), no fue sino hasta 2023 que en Jalisco comenzaron a sonar los casos de sitios de incineración clandestina.Uno de éstos fue localizado en agosto de 2023 en la comunidad de Los Sabinos, Lagos de Moreno, donde autoridades estatales que indagaban la desaparición de cinco jóvenes encontraron en un horno rústico, que se asemejaba a una ladrillera, los restos de al menos dos personas, cinco machetes, una motosierra y un marro.El 15 de octubre de ese mismo año, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco halló otro crematorio improvisado en un predio ubicado en la colonia Francisco Silva Romero, en Tlaquepaque, donde según los vecinos, desde al menos tres años habían notado movimientos extraños, humo que salía del lugar y olores “extraños”.“Aquí es, todavía está caliente. Todos estos son huesitos; estos son huesos de cráneo”, dijo una de las mujeres del colectivo durante la transmisión en vivo el día del hallazgo.La historia se repitió el 25 de marzo de 2024, cuando el mismo colectivo halló dos hornos en una finca de la Colonia Las Pintitas, en El Salto, donde también encontraron restos óseos calcinados, sumando así por lo menos tres hallazgos hasta entonces.Con el caso del rancho Izaguirre, los Guerreros Buscadores de Jalisco confirmaron al menos tres puntos “que operaban como hornos”; sin embargo, la Fiscalía de Jalisco acotó que no se trataba de “hornos” como tal. “Como no tenía forma, como de un horno, entonces ellos dijeron que no. Y les digo: ¿Entonces qué es lo que está sacando y de dónde salen esos huesos calcinados? ¿De un sartén?”, dijo la líder del colectivo.Jorge Ramírez, investigador en materia de Seguridad de la Universidad de Guadalajara, ha considerado que este modo de operar puede ser una respuesta al repudio social por el fenómeno de la desaparición y la lucha de las familias en búsqueda.Sin embargo, con esta réplica los criminales no solamente demuestran su poder, sino que recrudece la crisis y dificultan no sólo la labor de las familias que buscan por sus propios medios a sus seres queridos, sino también a las autoridades por lo complejo que es analizar e identificar huesos en calcinamiento. Las marchas no paran. Ayer se realizó una nueva marcha, acompañada por una jornada de oración, en las calles y la iglesia del municipio de Teuchitlán. La gente de nueva cuenta exigió a las autoridades atender la crisis de desaparecidos. Tras el hallazgo del campo de exterminio en Teuchitlán, la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco abrió una carpeta de investigación para determinar posibles omisiones y violaciones de derechos humanos por parte de las autoridades, informó Raúl Bermúdez Camarena, director de Quejas, Orientación y Seguimiento.La Fiscalía tiene 10 días, que iniciaron el 10 de marzo, para entregar a la Comisión la carpeta de investigación que ellos integraron a partir de la intervención en el predio. Estas indagatorias también deben comprender las acciones, o a la falta de ellas, que la administración estatal pasada hizo en el rancho cuando fue asegurada por la misma Fiscalía y la Guardia Nacional.“Estuvimos en el rancho para realizar, con plena autonomía de la Comisión, esta investigación que nosotros estamos integrando y poder tener mayor información y elementos”, detalló Bermúdez Camarena.Explicó que, en caso de que los informes de las autoridades sean insuficientes para dictar alguna recomendación, exhortarán a las mismas a continuar con las indagatorias. Una vez concluidas, se turnarán a la Primera Visitaduría de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Será esta dependencia la que se encargará de determinar si existió o no una violación a los derechos humanos. El rancho Izaguirre aparece en el mapa por primera vez en diciembre de 2014, de acuerdo con la herramienta de Google Earth, contando únicamente con la construcción del área laminada, algunas palmas y dos pequeñas construcciones más.Así siguió hasta 2017, donde el sitio se observa ya algo descuidado, pero aun con la presencia de vehículos. Un año después, se observa vegetación, la lámina y dos edificaciones más, además de un tráiler en el lugar.Para marzo de 2019, el lugar luce nuevamente descuidado pero con dos nuevos espacios construidos, siendo éstos los que operaban como cocina y baños.Es en octubre de ese mismo año cuando el terreno ya luce “limpio”, teniendo varios vehículos al ingreso, mientras que a la construcción que operaba como almacén y “carnicería”, según las versiones de las familias en búsqueda, lucía un tejaban nuevo.Para abril del 2020 el terreno ya luce como se observa ahora, con un área de entrenamiento. En términos generales, el porcentaje de identificación de restos óseos por parte del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) es realmente bajo, considerando que, en números enteros, acaso logra identificar uno de cada 100 segmentos óseos que ingresan a sus instalaciones.De enero de 2018 a octubre de 2024 ingresaron mil 441 segmentos óseos que no precisamente formaban cuerpos completos; en el mismo periodo sólo se identificaron 104 piezas, según información de Transparencia.En este sentido, lo localizado en el Rancho Izaguirre se convierte en un desafío significativo para las autoridades forenses, debido a que las alteraciones físicas y químicas que sufren los restos óseos al ser expuestos a altas temperaturas también puede desaparecer información clave para su identificación.El antropólogo forense Marcos Raygoza, explica que si bien se puede identificar piezas dentales, hacerlo con las que miden apenas unos centímetros, será casi imposible. CT