En un hecho sin precedentes en las relaciones de seguridad entre México y Estados Unidos, el Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum decidió entregar al Gobierno de Donald Trump un paquete de 29 presuntos capos de cinco cárteles del narcotráfico mexicano para que sean encarcelados, enjuiciados, e incluso sentenciados a muerte en el país del Norte. La ofrenda fue entregada la mañana del jueves 27 de febrero. Un detalle de la mayor importancia es que jurídicamente no se trata de una extradición sino de una entrega en el marco de la reciente designación de los cárteles de la droga como organizaciones terroristas. Al menos así lo enfatizó el comunicado que el mismo jueves emitió el Departamento de Justicia de Estados Unidos. “Hoy, Estados Unidos aseguró la custodia de 29 acusados de México que enfrentan cargos en distritos de todo el país relacionados con crimen organizado, tráfico de drogas, asesinato, uso ilegal de armas de fuego, lavado de dinero y otros delitos. Los acusados puestos bajo custodia en Estados Unidos hoy incluyen líderes y gerentes de cárteles de drogas recientemente designados como Organizaciones Terroristas Extranjeras y Terroristas Globales Especialmente Designados, como el Cártel de Sinaloa, el Cártel de Jalisco Nueva Generación, el Cártel del Noreste (Los Zetas), La Nueva Familia Michoacana y el Cártel del Golfo”, se indica en el texto firmado por la procuradora general estadounidense Pamela Bondi. En conferencia de prensa el viernes 28 de febrero, el fiscal general Alejandro Gertz Manero y el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, justificaron la decisión de entregar a los 29 capos del narco bajo la Ley de Seguridad Nacional mexicana y a petición del Gobierno de Estados Unidos bajo la designación de los cárteles como organizaciones terroristas. Y también se alegó que algunos de estos capos habían detenido procesos de extradición por varios años y porque se corría el riesgo de ser exonerados por jueces corruptos. “El Gabinete de Seguridad cuenta con información que existía un riesgo de que algunos de estos objetivos solicitados por el gobierno de Estados Unidos fueran liberados o siguieran atrasándose sus procesos de extradición, derivado de acuerdo con algunos jueces”, dijo García Harfuch.El que no fueran extraditados sino entregados en un proceso exprés bajo el argumento de seguridad nacional, permitirá que el Gobierno de Estados Unidos busque las penas máximas para los capos entregados, incluida la pena de muerte. Así lo dejó en claro el Departamento de Justicia en su comunicado. “Enjuiciaremos a estos criminales con todo el peso de la ley en honor a los valientes agentes de las fuerzas del orden que han dedicado sus carreras -y en algunos casos, han dado sus vidas- para proteger a personas inocentes del flagelo de los cárteles violentos”. El Gobierno de EU quiere cadena perpetua o pena de muerte para los siguientes capos entregados: Rafael Caro Quintero, Vicente Carrillo Fuentes, Aliso Marín Sotelo, José Rodolfo Villarreal Hernández, Andrés Clark y Luis Geraldo Méndez Estevane. Como queda claro para todos, la ofrenda de los 29 capos ocurre en el contexto de las presiones del Gobierno de Trump para imponer aranceles a México. Fueron entregados el mismo día que delegaciones de alto nivel del Gobierno de México se reunieron con sus contrapartes estadounidenses en materia de seguridad y economía y comercio. Ahora la interrogante que queda es si esta ofrenda es suficiente para calmar las presiones de Donald Trump e incluso que lo haga desistir de imponer aranceles. Creo que no, porque el Gobierno de EU está imponiendo su poder de modo abierto y agresivo. Así le dejó ver el Fiscal General Adjunto Interino Emil Bove: “Las acciones de hoy son consecuencia de una Casa Blanca que negocia desde una posición de fuerza y de un fiscal general que está dispuesto a liderar el Departamento con coraje y ferocidad”. Hasta ahora el Gobierno de Claudia Sheinbaum ha cedido en todo lo que le ha exigido Trump: 10 mil integrantes de la Guardia Nacional a la frontera, permitir vuelos de drones y aviones espías de la CIA y del Comando Norte, y regresar a una estrecha colaboración con las agencias de seguridad e inteligencia estadounidenses, como la CIA y la DEA. Pero la ofrenda de capos puede verse también como una cesión de soberanía al reconocer que no se pueden juzgar en México por tener jueces corruptos. Como ha ocurrido en el pasado con Estados vasallos, la nación más débil entrega “ofrendas” al imperio para tratar de complacerlo y así conseguir paz y tranquilidad. Me temo que con Trump, nada de lo que se haga será suficiente. Querrá cada vez más y mejores ofrendas.
