La OCDE acaba de publicar su estudio Interim Economic Outlook, en el que presentan sus estimaciones de crecimiento económico para las principales economías del mundo, entre ellas, por supuesto, está nuestro país.Y prácticamente de entrada no sorprende a nadie, diciendo que en el caso de México, el crecimiento para este año estaría en torno al 0 por ciento. Ya que aunque México le de la vuelta a los aranceles de Trump y por alguna mágica razón nos dejara exentos de todo cobro, de todos modos la economía mexicana tendría que pagar el precio de tener un año con tanta incertidumbre.El dato interesante y que se retomó en los medios, es que de seguir con la aplicación de aranceles durante lo que resta del año, ya fuera de forma intermitente en todos los bienes o generalizada en algunos sectores, la economía mexicana simplemente no aguantaría y caería en recesión.Es decir, se volvería aún más chica. Según la OCDE la contracción económica para 2025 rondaría el 1.3 por ciento. Lo que significa una caída impresionante en las expectativas, que andaban por ahí del 1.2 por ciento de crecimiento apenas en diciembre.Claro que no solo le rebajan la expectativa a nuestro país, sino que le pasan tijera a todas las economías del mundo, incluyendo Estados Unidos, pero en nada se parece a la profundidad que se esperaría que tuviera la economía norteamericana con la que se calcula para México.La razón es clara, la dependencia de México del comercio exterior es mucho mayor a la que tiene la economía de los Estados Unidos. Allá por supuesto que les dolerá, pero la magnitud de su caída será mucho menor.En diciembre la OCDE esperaba que los Estados Unidos crecieran un 2.4 por ciento, para su último reporte esperan que la economía más grande del mundo crezca un 2.2 por ciento.Si bien se nota el efecto de los aranceles de Trump, también vemos que no se parece con lo que se espera que le pase a nuestro país: para ellos apenas les costará un 0.2 por ciento, para nosotros un 2.5 por ciento menos.El crecimiento económico es importante ya que es la base para la creación de nuevos empleos en la economía formal. Pero para el gobierno de la presidenta Sheinbaum es todavía mucho más vital, porque significa la posibilidad de bajar la presión de la deuda.Le explico: cuando un gobierno, una empresa o una persona adquieren deuda, la única forma de saber si están en problemas o no, es comparando la deuda con su generación de ingresos. En este caso, pensemos en un trabajador que tiene una deuda de 500 mil pesos. ¿Es mucho?, ¿es poco?Depende. Depende de los ingresos que tenga este trabajador.Lo mismo para los países, ya que su grado de endeudamiento se mide con respecto al tamaño total de la economía o PIB. Ya que solo los gobiernos tienen la capacidad de cobrar impuestos, una economía que crece genera muchos más ingresos al gobierno.Mientras que una economía que no crece, no le aporta al gobierno recaudación por IVA o ISR.Para cuadrar sus cuentas, el gobierno de Sheinbaum había estimado que en 2025 la economía mexicana crecería un 2.5 por ciento. Y con base en ese pronóstico hizo sus cálculos de ingresos para este año. Imagine ahora cómo estará el nuevo titular de Hacienda cuando vea que la economía no crece y por lo tanto, que no recauda lo que había proyectado con base en ese crecimiento fantasioso.Pero eso sí. En el papel, ese dinero ya se comprometió. Incluso ya se está gastando conforme al calendario. Pero sin crecimiento, no hay que recaudar. Con López Obrador se cubrió ese hueco usando la tarjeta de crédito, es decir, ampliando la deuda.Pero ¿y ahora? ¿y los trenes que prometió la presidenta?, ¿el millón de casas?, ¿las pensiones para mujeres de 60 años? El cerco se cierra y las finanzas públicas crujen.