Acorralado por una eventual sentencia de pena de muerte en Estados Unidos, Ismael “El Mayo” Zambada, fundador, junto con Joaquín “El Chapo” Guzmán, del cártel de Sinaloa, volvió a cimbrar al poder y al sistema político en México.Su carta de la semana pasada, que sus abogados llevaron al Consulado General de México en Nueva York, donde advierte que, si el Gobierno de Claudia Sheinbaum no lo defiende y exige su repatriación, la relación bilateral México-Estados Unidos sufrirá un “colapso”, fue la prueba más clara que los acuerdos entre gobierno y mafias para establecer la llamada “Pax Narca”, tarde o temprano se terminan revirtiendo para los que, desde el poder, los suscribieron.Por eso la más reciente carta de “El Mayo” podríamos decir que fue una “epístola pistola” con la que apuntó a la clase política, gubernamental y empresarial mexicana, y narrativamente los amagó en el sentido de que, si no hacían algo para defenderlo de su traslado ilegal a Estados Unidos, muchos de sus liderazgos podrían ser también víctimas de lo que llamó un “secuestro transfronterizo”.Lo que llama la atención es la potencia de la amenaza de Zambada, que hasta la Presidenta Sheinbaum estuvo implícitamente de acuerdo en el reclamo del mafioso, al comentar en su rueda de prensa mañanera que “más allá de esta persona (Zambada) y los delitos que haya cometido, el asunto es el derecho de un ciudadano mexicano frente a ser juzgado allá (en Estados Unidos) sin haber seguido todo el procedimiento”.Así, la Presidenta se volvió a alinear al reclamo que desde el primer momento hizo su antecesor Andrés Manuel López Obrador, cuando trascendió la extracción de Zambada el 25 de julio pasado, y la primera carta de este capo, en la que revela que fue engañado por Joaquín Guzmán López, hijo de su compadre “El Chapo”, de que se reunirían con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y Gabino Cué, para conciliar sus disputas por el control de la Universidad de Sinaloa. Lo cierto, relató Zambada, fue que lo sometieron y lo subieron a un avión para entregarlo en Texas al Gobierno de Estados Unidos, mientras que a Cué lo asesinaron en el sitio.Por cierto, el gobernador de Sinaloa, que en un principio avaló la versión de la Fiscalía estatal de que Cué había muerto en un asalto, nada quiso opinar del amago de “El Mayo” y se limitó a decir que ya la Presidenta había hablado del caso y era un tema del Gobierno federal.Tanto AMLO como Sheinbaum han referido que la guerra entre “Los Chapitos” y “Los Mayitos” en Culiacán, que ha causado ya casi un millar de muertos, la provocó el secuestro de Zambada, en la que presumen, sin expresarlo, actuaron las agencias estadounidenses.Hay, pues, un reclamo implícito que les robaron la “Pax Narca” que tenía medianamente en paz al Estado cuna del cártel de Sinaloa. Lo que no sabían es que le tocaría a la 4T, que el capo al que nunca tocaron ni persiguieron los gobiernos, hoy los iba a tener en jaque como a ninguna otra administración.