Lunes, 03 de Marzo 2025

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¿Gasolina barata para quién?

Por: Jonathan Lomelí

¿Gasolina barata para quién?

¿Gasolina barata para quién?

Hace unas semanas, la Presidenta consideró un abuso que en algunas partes del país la gasolina regular estuviera en 26 pesos el litro. Su crítica tuvo consecuencias.

Hoy entra en vigor el acuerdo voluntario entre Gobierno y gasolineros para limitar la Magna a 24 pesos por litro durante seis meses (se excluye la zona fronteriza).

Sheinbaum presentó el acuerdo como una medida de “apoyo a la economía popular”. Pero, ¿es así?

Por cada litro de gasolina que pagamos, 6.45 pesos corresponden al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), una importante fuente de recaudación para la Federación.

Cuando el gasolinazo de 2017, producto de liberar los precios, Enrique Peña Nieto justificó que el 30% de los mexicanos de mayor capacidad económica consumen casi el 80% de la gasolina del país. Otros estudios confirman esta tendencia.

Los estímulos fiscales (dejar de cobrar el IEPS), dijo entonces el priista, eran insostenibles. En 2016 al país le costó alrededor de 200 mil millones de pesos subsidiar la gasolina, equivalente a cinco veces el presupuesto de la UNAM en ese momento.

El gobierno de López Obrador retomó los subsidios a los combustibles y Claudia Sheinbaum también.

Con la reforma energética de Peña y sin ella, con estímulos y sin ellos, en México pagamos una gasolina cara.

A finales del año pasado, el galón de gasolina en Estados Unidos costaba 3.09 dólares, equivalente a 16.3 pesos el litro si consideramos un precio promedio de 20 pesos por dólar.

La nueva medida de la Presidenta es un movimiento político hábil. Si el acuerdo será sostenible en el largo plazo —se evaluará en seis meses, pero la idea es que se alargue indefinidamente—, depende de muchos factores como los precios internacionales del petróleo.

Parece que la mayoría de los gasolineros se sumarán. Eso podemos verificarlo hoy en la aplicación móvil GasApp que geolocaliza cada gasolinera con sus precios (la aplicación Litro por Litro de la Profeco no funciona, tache).

La Presidenta apuesta por una negociación con los gasolineros, pero también hay detrás un cálculo político; el humor social está fuertemente ligado a los combustibles (pregúntenle a Peña).

Sin embargo, en la práctica ayuda a los que más tienen e incentiva el uso del automóvil con consecuencias ambientales.

La Presidenta política predomina sobre la científica e investigadora del cambio climático que surgió de un movimiento de extracción popular. Peculiar caso. Por decir lo menos.

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