Recuerdo hace más de tres décadas las fuertes críticas que se hacían por las deplorables condiciones en las que operaba el Aeropuerto Internacional de Guadalajara “Miguel Hidalgo y Costilla” de parte de la clase política y empresarial, y de los usuarios en general.“Parece un gallinero que no está la altura de nuestra ciudad ni de nuestro Estado”, declaró tronante, en aquel entonces, un viejo líder priista para ganar las notas de ocho columnas en la prensa local, al referirse al aeropuerto en cuyo estacionamiento meses después matarían al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el 24 de mayo de 1993.La llegada de la empresa española, que acuñó la marca del Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) para manejar el aeropuerto de Guadalajara hace 20 años estuvo llena de tropiezos, que hacían pensar que difícilmente, bajo su administración, se lograría su modernización.Primero por conflictos agrarios con los ejidatarios que reclamaban el pago de las tierras donde se asienta la terminal aérea.Luego por el choque con las autoridades del municipio de Tlajomulco, al que respaldaba el Gobierno estatal y la iniciativa privada jalisciense, por el cobro de licencias de comercio y de construcción, así como por el cobro del impuesto predial que se negaban a pagar bajo el argumento de que era una zona federal.Esta situación llegó a su momento crítico en 2010, cuando los inspectores del Ayuntamiento tlajomulquense irrumpieron en el aeropuerto para requerir el pago de impuestos a los locatarios, para clausurar espectaculares del GAP y exigir el pago del resto de los derechos municipales.Luego de muchos litigios, pero también de muchas negociaciones y hábil entendimiento institucional con autoridades de los tres niveles de Gobierno y con los sectores empresariales y sociales de Jalisco, el GAP, ya como operador mexicano que preside Laura Diez Barroso, y dirige Raúl Revuelta Musalem, logró darle la vuelta a todos estos obstáculos y emprender una franca ruta de mejora y equipamiento físico y tecnológico, con la mega inversión de 20 mil millones de pesos que hizo en los últimos cinco años y que le ha empezado a cambiar el rostro no sólo al aeropuerto de Guadalajara, sino también al de Puerto Vallarta.Ayer, el GAP confirmó la inversión récord que tienen contemplada en su Plan Maestro de Desarrollo 2025-2029, de 52 mil millones de pesos para los 12 aeropuertos que administran en el país, de los cuáles 22 mil 377 millones serán para iniciar una nueva terminal en Guadalajara, y tres mil 662 millones en Puerto Vallarta, donde al igual que en la capital tapatía terminarán la segunda terminal y ampliarán y modernizarán las ya existentes, para que en 2026 que la ciudad de Guadalajara sea por tercera ocasión sede de un mundial de futbol, estas dos terminales aéreas sean un gran orgullo para los jaliscienses. Enhorabuena.