Martes, 11 de Marzo 2025
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¿Mi gato muerde porque me quiere o porque me odia?

Cállate y no cuestiones mi forma de querer, miau

Por: Ámbar Orozco

Perfección: el metaverso infinito de los gatos. UNSPLASH / C. Barbalis

Perfección: el metaverso infinito de los gatos. UNSPLASH / C. Barbalis

Adorados y perseguidos históricamente a partes iguales. ¿Qué sería de nuestra miserable humanidad sin la presencia altanera y encantadora de los gatos? No, muchas gracias, no dan ganas imaginar tal escenario. 

Los gatos, michis, kittens, gatijos han compartido su vida con la humanidad durante unos 9 mil 500 años. Según información de National Geographic, el proceso de domesticación de los gatos tuvo lugar por primera vez en Mesopotamia, región donde estos felinos desempeñaban un papel clave en la protección de las cosechas, ya que ayudaban a controlar la población de roedores. 

No obstante, su relevancia alcanzó su punto más alto en la época del Egipto faraónico, donde fueron altamente venerados. De hecho, una de las deidades más importantes de esa civilización era representada con la forma de un gato doméstico o como una figura femenina con cabeza felina; Bastet

Sin embargo, los michis también han pagado la moneda de la estupidez humana. Uno de los peores ejemplos fue la persecución de gatos durante la Edad Media en Europa. Se piensa popularmente que esta fue propiciada por una carta escrita por el inquisidor Conrado de Marburgo al Papa Gregorio IX. 

En dicha carta, Marburgo —quien además estaba obsesionado con las sectas satánicas— había asociado la iconografía del demonio a una figura mitad gato y mitad hombre: “después de un banquete satánico, aparece la estatua de un gato negro con la cola erguida”. Sin embargo, Marburgo no le solicitó expresamente al Papa: “vamos a matar gatitos diabólicos”. 

En realidad y, acorde con información del “Libro de la caza de Gaston Phébus”; la población europea cazó a cientos de miles de gatos al atribuirlos como portadores de la peste negra. Pues, lo que no les cabía —dentro de su miedo e ignorancia—, era que los michis mantenían a raya la propagación gracias a su naturaleza cazadora. Como era de esperar, la peste negra sólo empeoró a raíz de la cacería.

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Te muerdo porque mi amor es el más sincero

Las denominadas "mordeduras de amor" son pequeños mordiscos que los gatos pueden dar durante interacciones afectuosas con sus tutoras. A pesar de que el término pueda parecer contradictorio, este tipo de mordida no es una señal de agresión, sino una forma particular en la que los felinos expresan su afecto o establecen límites cuando empiezan a sentirse abrumados.

De acuerdo con la Texas Veterinary Medical Foundation, este comportamiento suele manifestarse cuando el gato ha alcanzado su límite de tolerancia durante una sesión de caricias.

“Los gatos nos avisan cuando han tenido suficiente, pero interpretar sus señales requiere experiencia. Movimientos lentos de la cola, orejas aplanadas o pupilas dilatadas son advertencias claras”, explica la veterinaria Kira Ramdas.

Distinguir entre una mordida de amor y otras formas de morder es esencial para interpretar correctamente el lenguaje corporal de un gato. Estas mordidas suelen ser suaves, no perforan la piel y van acompañadas de comportamientos positivos, como ronroneos o frotamientos con la cabeza.

La organización Cats Protection, la mayor asociación de bienestar felino del Reino Unido, destaca que estas mordidas a menudo van seguidas de lamidos:

“Si tu gato te lame y luego te muerde, o viceversa, probablemente esté sobreestimulado. Este comportamiento refleja una mezcla de juego y afecto”, señalan.

Sin embargo, el contexto es importante. Observar las señales previas, como movimientos de la cola o parpadeos lentos, puede ayudar a determinar si el gato está expresando cariño o si, por el contrario, necesita que desaparezcas de su vista.

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No me toques, ya sé que soy adorable

Ahora, sí; no todas las mordidas tienen un significado positivo. En algunas situaciones, los gatos pueden morder por estrés, miedo o sobreestimulación. Según la VCA Animal Hospitals, las mordeduras que llegan a perforar la piel pueden representar un riesgo para la salud, ya que la saliva del felino contiene bacterias que pueden causar infecciones severas, como celulitis o septicemia.

“Las mordeduras de gato son pequeñas pero profundas, lo que facilita que las bacterias queden atrapadas y se multipliquen con rapidez”, advierten los expertos.

Además, morder puede ser una respuesta a la falta de estimulación adecuada. Los gatos jóvenes o con mucha energía pueden redirigir su instinto de caza hacia sus cuidadores. Por su parte, Cats Protection señala: “Si un gato no tiene juguetes apropiados, es probable que persiga manos o pies como si fueran presas”.

Para evitar este comportamiento, es recomendable incorporar sesiones diarias de juego con objetos diseñados para canalizar su energía. Además de, por supuesto, respetar su espacio e individualidad. Si un gato te quiere cerca, lo sabrás bien, si es que no, descuida, te morderán al instante.

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