Lunes, 03 de Febrero 2025

El machismo no acepta que la mujer pueda ser todo: Margo Glantz

Luego de celebrar su cumpleaños 95, la escritora reconoce los cambios sociales y los pendientes por cumplir

Por: El Informador

La escritora reflexiona sobre el avance de la mujer en los campos de la literatura y la sociedad. EL UNIVERSAL

La escritora reflexiona sobre el avance de la mujer en los campos de la literatura y la sociedad. EL UNIVERSAL

“He hecho muchas fiestas, cuando cumplí 70, cuando cumplí 75, luego 80, 85, 90, las hice en sitios públicos con 90 o 100 invitados, ahora no tengo ganas de hacer nada de eso, no me siento con fuerzas. Ya no quiero más”, afirma Margo Glantz, la escritora transgresora, moderna y original que ha fascinado con su literatura fragmentaria, que no deja de tener una mirada afilada sobre el acontecer político y social de México y el mundo.

Margo, la ensayista, académica, traductora y viajera memoriosa que el martes 28 de enero cumplió 95 años.

A propósito de sus 95 años, la autora de novelas emblemáticas como “El rastro”, “Las genealogías” y “Apariciones”; estudiosa de la obra de Sor Juana; Premio Nacional de Ciencias y Artes 2004, Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2010; e integrante de la Academia Mexicana de la Lengua desde 1995, conversa sobre su vida y obra y, en especial, de las luchas feministas, el acontecer político, la llegada de Donald Trump y los retos de la Presidenta Claudia Sheinbaum.

La escritora, fanática de las redes, admirada por escritoras jóvenes por su literatura tan renovadora y su espíritu tan feminista, que ha puesto orden en su archivo y todos sus papeles personales y manuscritos mandó a Princeton, y que ha dedicado los últimos años a escribir sus memorias, de las que lleva apenas seis páginas escritas, celebró sus 95 años con una comida organizada por su amigo el historiador Manuel Ramos en el Centro de Estudios de Historia de México Carso.

No hizo un ritual de un nuevo viaje: “He tenido varias caídas y perdí el equilibrio, me cuesta trabajo caminar y estoy recuperándome… pero de cualquier manera ya no puedo viajar… La edad te pone un límite, aunque no quieras”, afirma.

—Te ha tocado romper barreras en la escritura, la academia... ¿Lo llevas con orgullo?

—Probablemente he roto barreras sin darme cuenta porque hice lo que quería que funcionara o no funcionara. No funcionó que me publicaran mi primer libro, lo publiqué por mi cuenta, el segundo libro lo publiqué también por mi cuenta; luego ya me publicaron el primer libro de ensayos en la Universidad Veracruzana, Repeticiones, en el 78-79; ya me había publicado dos libros sobre viajeros en México; luego ya me empezaron a publicar ficción.

No sé si lo hice pensando que iba a romper, lo hice pensando que lo único que podía hacer era eso, si eso era romper barreras, qué suerte.

—¿Fuiste desde la escritura abriendo camino a la mujer?

—Creo que ayudó el (movimiento) MeToo y el que la mujer entrara de una manera mucho más abierta a la literatura y que se haya convertido en un auge la literatura feminista cuando en mucho tiempo la literatura fundamentalmente era masculina.

La literatura masculina se llamaba literatura y a la de las mujeres literatura femenina como si no fuera literatura.

—¿La literatura es menos patriarcal de lo que la considerabas?

—Antes que mi estaba Julieta Campos, Elena Garro, que es extraordinaria, estaba Amparo Dávila, Guadalupe Dueñas, en fin, había varias mujeres, pero eran pocas relativamente, y ahora cuesta trabajo enumerarlas; hay editoriales que solo viven de las mujeres. Antes yo era el gigoló de Sor Juana, ahora ellos son gigolós de nosotras.

En México tenemos algunas mujeres del XIX, pero la figura esencial de la literatura mexicana con la revolución es Nellie Campobello, que es una escritora extraordinaria que en su momento no le hicieron caso.

—¿También has celebrado la incorporación de las mujeres a la economía y a la política?

Ha sido progresivo y ha ido entrando sucesivamente, es difícil darse cuenta en el momento en que va entrando y de la importancia que tiene, a distancia te das cuenta de lo importante que fue y cómo de repente hizo explosión.

Tenemos una Presidenta. Creo que fue difícil para la mujer su entrada a la política y aún no se asume. Hace unos días un gobernador le agarró las manos a Claudia Sheinbaum con una familiaridad que no hubiera hecho con un hombre; es decir, todavía hay ese machismo brutal que no acepta que las mujeres puedan ser políticas y pueden ser todo perfectamente.

Pero el tipo no se da cuenta de que hay una cosa fundamental, que tiene que portarse con ella como si fuera Presidenta, no como si fuera un machín que le agarra la mano a cualquier muchacha. Y que tengamos una presidenta judía es una cosa muy impresionante.

—¿Qué esperas de su gestión siendo científica, universitaria, mujer?

—Creo que va a ser muy difícil para Claudia tener a Trump al lado, es decir, Trump llega con una cosa de machismo e imperialismo verdaderamente brutales, en contra de los migrantes, queriendo cambiar el nombre geográfico al Golfo de México, no quiere entender que México forma parte de Norteamérica; creo que es un trago muy amargo para Claudia, porque tiene que enfrentarse a cosas muy difíciles, para empezar el éxodo masivo obligatorio de muchísimos migrantes, no solo mexicanos.

¿Qué va a hacer México con 4 millones de mexicanos y 11 millones de migrantes que están en las fronteras? Es muy difícil para ella, además, Trump amenaza con aranceles, quiere poner un muro más alto. Uno de los problemas esenciales es cómo va a lidiar ella con Trump.

—¿Qué ha sido lo más complejo en cuanto a escribir tus memorias?

—Cómo organizar las memorias. Yo no organizo mis textos cronológicamente y para eso me servía mucho el fragmento, en “Yo también me acuerdo” pude escribir lo que me interesa de mi vida siguiendo un flujo de asociaciones que aparentemente no tiene una estructura muy sólida, pero fue muy sólida la organización porque escribía los textos y los fui ordenando con un sentido, aunque son textos de muy diverso origen y raigambre, diferentes posibilidades, de cosas que pueden ser muy frívolas o muy serias o muy violentas o muy fáciles, creo que todo tiene cabida, lo bajo, lo alto, lo vulgar, lo refinado, lo lúdico, la moda, todo eso que me parece importante y me parece que el fragmento te ayuda a mezclar todo eso de una manera mucho más sensata y más productiva.

El fragmento te permite una libertad impresionante al mismo tiempo que una restricción muy violenta.

—¿En esta recuperación de memorias qué tanto te ayudas de los amigos, de los estudios de tu obra?

—La mayor parte de mis amigos se han muerto, mi generación se ha acabado: Elizondo, Pitol, Luz del Amo, Luis Prieto, Felguérez, Rojo.

Si paso revista a mi directorio, es un obituario, muchísimos se han muerto, quedamos muy pocos, Elena Poniatowska y yo, ¿qué otro viejo queda? Tengo que hacer mis memorias como yo pueda hacerlas.

El Universal

Obras selectas de su carrera

- Novela y cuento

  • Las mil y una calorías, novela dietética (1978).
  • Las genealogías (1981).
  • Síndrome de naufragios (1984).
  • Apariciones (1996).
  • El rastro (2002).
  • Yo también me acuerdo (2014).

- Ensayo y crítica

  • Sor Juana Inés de la Cruz: Saberes y placeres (1996).
  • Materia incandescente (2021).

CT

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