Con un nombre emblema al frente de la lista, y a sólo unos días de cumplirse la amenaza de incremento arancelario a los productos que ingresen desde México a Estados Unidos, el Gobierno de la República hizo la mayor entrega en la historia de perfiles de alto rango a la administración de Donald Trump.Rafael Caro Quintero, “el narco de narcos”, como lo apodaban, era requerido por la justicia norteamericana desde hace décadas, y ayer fue entregado al país del Norte junto con otros 28 perfiles de alto nivel en la estructura criminal de diversos grupos delictivos que operan en la República Mexicana.Junto con él fueron enviados los hermanos Miguel Treviño Morales y su hermano Omar —alías el Z-40 y el Z-42, respectivamente—, quienes fueron líderes del cártel de los Zetas, así como Antonio Oseguera Cervantes, “Tony Tormenta”, hermano del jefe del cártel Nueva Generación, Nemesio Oseguera “El Mencho”.Se trató de una operación sin precedentes que ocurre justo en el marco de una reunión entre las principales autoridades de seguridad de ambos países, sostenida en Washington.Caro Quintero, fundador del cártel de Guadalajara, es reclamado por la justicia estadounidense por el secuestro y asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena, registrado en 1985. En 2013 fue liberado tras pasar 28 años en prisión, pero fue recapturado en 2022. Estados Unidos lo tenía entre sus 10 fugitivos más buscados y ofrecía 20 millones de dólares por su captura.Otro de los 29 entregados es Vicente Carrillo Fuentes, ex líder del cártel de Juárez, y operadores financieros de distintos grupos delictivos. Muchos enfrentan cargos por tráfico de drogas, lavado de dinero y asesinato.El traslado fue coordinado en secreto por el Gobierno de Claudia Sheinbaum para evitar obstáculos legales y, de acuerdo con expertos como Arturo Santa Cruz Díaz, del Centro de Estudios sobre América del Norte de la Universidad de Guadalajara (UdeG), podría interpretarse como una concesión a Washington en medio de las tensiones comerciales.La Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) celebró el traslado de Caro Quintero y garantizó que, una vez en suelo estadounidense, “se hará justicia”.La histórica operación no es sólo la más grande en la historia de ambas naciones, sino que llega en medio de la exigencia del presidente Donald Trump de combatir el tráfico de fentanilo, el blindaje a la frontera entre ambos países y, básicamente, mantener a raya a los grupos delictivos que, en declaraciones anteriores, ha sugerido que operan en alianza con el Gobierno de México.Caro Quintero, quien tiene 72 años, pasó 20 meses en un penal del Estado de México, y en torno a él giran leyendas tan grandes como su historial delictivo. Una de ellas: pagar la deuda externa de México a cambio de que lo dejaran operar con impunidad.Fue aprehendido en 1985 y liberado en 2013 después de que varias causas en su contra fueran desechadas por lo que entonces se atribuyó como “un error” en el proceso por el homicidio de Enrique Camarena. Dos años después, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) revirtió la decisión, pero el mítico capo ya había desaparecido del radar hasta julio de 2022, cuando fue recapturado en el Estado de Sinaloa. Rafael Caro Quintero ya duerme en una cárcel de los Estados Unidos. El capo, que bañó con sangre y fuego a la sociedad mexicana durante la década de los años ochenta, enfrentará finalmente a la justicia norteamericana.Nacido en Badiraguato, Sinaloa, un 24 de octubre de 1952 (el mismo municipio de donde es originario Joaquín “El Chapo” Guzmán), fue uno de los fundadores del cártel de Guadalajara a finales de la década de los años setenta.Ese grupo sería el génesis del cártel de Sinaloa, que encabezó junto con “El Chapo” e Ismael “El Mayo” Zambada, ambos ya en manos de la justicia norteamericana.Dentro de la larga lista de crímenes que se le adjudican, el que lo terminó por llevar a Estados Unidos fue la tortura y ejecución del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena en 1985, quien se había infiltrado al grupo delictivo y había facilitado información para la destrucción del Rancho Búfalo, donde el cártel producía más de mil hectáreas de marihuana.Tras ejecutar a Camarena, Caro Quintero huyó a Costa Rica, donde fue detenido por las autoridades de ese país en 1985 y luego extraditado a México. La ola sísmica provocada por la muerte del agente de la DEA desarticuló a la cúpula del cártel de Guadalajara de aquella época: Ernesto Fonseca Carrillo y Miguel Ángel Félix Gallardo, las otras dos cabecillas de la organización, también cayeron en manos de la ley.Preso en México, Caro Quintero pudo ver cómo su organización caía en las manos de una nueva generación de narcos aún más sanguinaría. Era 1989, el inicio de la época de Joaquín “El Chapo” Guzmán.Con 32 años al momento de su arresto, se calculaba que la fortuna de Caro Quintero ascendía a más de 100 mil millones de pesos y múltiples propiedades en el Pacífico Mexicano. Fue sentenciado a 199 años de prisión en 1989, aunque solamente podría cumplir 40, el máximo permitido en esa época.En 2013, estando preso en el Reclusorio Preventivo de Guadalajara, el primer tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito en Jalisco le concedió un amparo por considerar que el caso de la muerte de “Kiki” Camarena debió ser juzgado en el orden local y no federal. Ante el estupor de la DEA, fue liberado.En 2016 le ofreció una entrevista a la periodista Anabel Hernández donde aseguró que no estaba en guerra con el “El Chapo” y que ya estaba retirado del narco. Si fue así, duró poco, pues en 2019 ya se le nombraba como líder del cártel de Caborca, que disputaba territorios en Sonora y Sinaloa.Asediado por el Ejército, con una recompensa de 20 millones de dólares sobre su cabeza puesta por la DEA y ya sin un lugar entre la nueva generación de narcos, la Secretaría de Marina lo detuvo en un operativo el 15 de julio de 2022 en Choix, Sinaloa.La justicia norteamericana acumuló múltiples solicitudes para extraditar a este capo. Apenas en enero, un grupo sin fines de lucro que representa a la familia Camarena envió una carta a la Casa Blanca instando a la administración de Donald Trump a renovar las solicitudes de larga data de Estados Unidos para que México extraditara a Caro Quintero. “Su regreso a Estados Unidos daría a la familia el cierre necesario y contribuiría al interés superior de la justicia”, detalla la misiva.La extradición también marcaría el cierre a una de las carreras criminales más sangrientas que ha padecido la sociedad mexicana.Quedará pendiente que la justicia norteamericana logre acreditar todos los señalamientos que ha hecho contra un capo cuya suerte parece haber llegado a su punto final.Con información de AP Rafael Caro Quintero fue detenido en julio de 2022 tras un arduo operativo. El entonces presidente, Andrés Manuel López Obrador, lamentó que esa misión se saldara con la muerte de 14 marinos.De acuerdo con los hechos, un helicóptero de la Secretaría de Marina que habría participado en el operativo para la detención de Rafael Caro Quintero en la sierra de Sinaloa y Chihuahua se desplomó esa misma tarde en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de Los Mochis, en un accidente que provocó enorme consternación en las Fuerzas Armadas.El ex presidente lamentó la tragedia y envió su pésame a sus seres queridos; sin embargo, señaló que “no había información de que el accidente aéreo estuviera relacionado con la detención del presunto narcotraficante”, quien ya tenía 9 años viviendo escondido en las sierras de Sonora, Sinaloa y Chihuahua.En aquella ocasión, la Fiscalía General de la República informó que la empresa fabricante del helicóptero tipo Black Hawk realizó un peritaje que negó que el desplome haya ocurrido por un ataque, como se manejó inicialmente; tampoco existió un incendio o una explosión ajena, sino que la aeronave se quedó sin combustible durante el vuelo.El Universal CT