Miércoles, 25 de Diciembre 2024

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Volkswagen lucha por su vida

Por: Sergio Oliveira

Volkswagen lucha por su vida

Volkswagen lucha por su vida

Todos lo saben. En 2015, Volkswagen tropezó feo. Sus autos diesel usaron un software que detectaba cuándo estaban siendo sometidos a prueba de emisiones y bajaban en consecuencia los gases que emitían, para volver a liberar su fuerza máxima durante su manejo normal. El escándalo global les costó 30 mil millones de euros, sin contar el daño a su reputación. Hoy la empresa vive duros momentos, en los que trata de ahorrar 10 mil millones de euros que pueden no ser suficientes. Para hacerlo, están considerando lo que nunca ni siquiera se consideró antes: cerrar fábricas en la misma Alemania. ¿Deberían otras plantas en el mundo estar preocupadas?

La pasada no fue una semana fácil para Volkswagen. El Jefe Ejecutivo que tenían en 2015, Martin Winterkorn, finalmente tuvo que comparecer a juicio, después de nueve años sin poder hacerlo por problemas de salud. Mientras tanto, el actual, Oliver Blume, tuvo una complicada reunión con 15 mil trabajadores en Wolfsburgo, en la que explicó que el mercado europeo no se ha recuperado de la pandemia y que la marca ha tenido una demanda de medio millón de autos menos por año. “Es el equivalente a dos fábricas”, explicó Arno Antlitz, el jefe de finanzas de VW durante la tensa reunión el pasado día 4 de este mes.

Volkswagen tiene 120 mil empleados en su país. Su capacidad de producción global está diseñada para hacer 14 millones de autos y en 2023 produjo apenas nueve millones, muy atrás del líder Toyota, que fabricó 11 millones. Hay analistas que piensan que VW tiene 20 mil trabajadores más de lo que necesita. El detalle es que la empresa tiene un plan que garantiza 30 años de estabilidad a sus trabajadores. Esos trabajadores tienen la mitad de las sillas del comité de supervisión de la marca y el gobierno de Baja Sajonia es detentor de 20% de las acciones. Y no hay político que quiera apoyar despidos.

Durante los últimos cinco años al menos, el buen desempeño de la marca en China pagaba las cuentas en Alemania, pero ya no. Volkswagen perdió el liderazgo en ese país para BYD y Toyota presiona fuerte por quitarle el segundo puesto.

Una apuesta que se está perdiendo

Cuando se vio descubierta en el engaño de 2015, llamado “dieselgate”, la marca sobrerreaccionó. La sobrerreacción lleva a una especie de parálisis, una reacción de pánico de una presa frente a su posible predador, que termina beneficiando a este último. Para quitarse de encima la imagen de fabricante de autos “sucios”, Volkswagen decidió acelerar los planes de hacer vehículos eléctricos. Lo hizo, pero nunca fueron competitivos lo suficiente, mucho menos ante el embate del hoy mayor predador: China.

Cuando Volkswagen estornuda, a Alemania le da gripa. Pero la realidad es que fabricar en Alemania es muy caro. Pese a eso 44% de su producción está hecha en ese país, que sólo representa 13% de su mercado.

Los ejecutivos dicen que no es un problema de producto, sino de retracción del mercado, pero no mencionan que el mercado de eléctricos cayó 69% en agosto pasado en Europa, comparado al año pasado. Daniela Cavallo, cabeza de los trabajadores alemanes, dice que el costo de fabricar en Alemania no es el problema, sino las malas decisiones de los ejecutivos. La realidad es que ambas cosas ponen presión al aún mayor fabricante europeo de vehículos. Además, los trabajadores quieren 7% de aumento de sueldos, lo que se antoja complicado, pero si alguien tiene fuerza, son ellos.

El margen de utilidad de VW, que fue de 3.8% en 2023, cayó a 2.3% este año. Muchos piensan que el mayor problema es que la marca ya no hace vehículos de bajo costo, que garantizan volumen y mantienen las fábricas en movimiento. Sí, está en desarrollo un vehículo eléctrico de bajo costo, pero aquí volvemos a recordar que el mundo está demostrando una y otra vez, que no está listo para abrazar a los eléctricos aún. Si hasta Volvo, que había dicho que produciría sólo vehículos eléctricos a partir de 2030, ya echó reversa en su decisión, es que el horno no está para bollos. Recordando que Volvo pertenece a la china Geely y si alguien puede hacer eléctricos con costo contenido, son ellos.

El hecho es que VW necesita alguien que pague las cuentas. Cerrar fábricas en Alemania es lo más lógico, pero como no es fácil, es posible que se busquen víctimas en otro lugar.

oliveiraserg@gmail.com

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