Lunes, 31 de Marzo 2025

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Tiempo Mexicano

Por: Gustavo de Hoyos Walther

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Si las amenazas de Trump de elevar sus aranceles se mantienen en el tiempo, México tendrá que reorientar su estrategia económica. Dos son las vías que se perfilan: por un lado, habría que llevar a cabo un proyecto de reindustrialización del país, que debe fundarse en las nuevas tecnologías de la cuarta revolución industrial. Por el otro, hay la necesidad de diversificar los mercados de exportación de nuestro país.

Para ambas cosas, México necesitará de recursos humanos con las capacidades para laborar en las empresas y fábricas del futuro. Lograr esto implica realizar al menos tres cosas: en primer lugar, reformar nuestro sistema de educación media superior y superior para que éstas se encuentren en estrecha relación con las nuevas industrias del conocimiento. 

En segundo lugar, realizar los cambios necesarios en nuestro marco legal para crear un ambiente que estimule la creatividad de los emprendedores mexicanos, en particular de los jóvenes. 

En tercer lugar, una reconfiguración geopolítica de las regiones mexicanas de acuerdo con su potencial productivo. En esta parte se debe poner énfasis en las regiones limítrofes del país, tanto hacia sus océanos como hacia nuestros vecinos del Norte y del Sur. 

El desafío Trump quizás sea una excelente oportunidad para, por fin, cumplir el anhelo de muchos de que México aproveche su privilegiada posición geopolítica y se convierta en una potencia marítima de primer orden. Es necesario también aprovechar todas las sinergias que existen en nuestras dos fronteras, donde las líneas políticas esconden identidades centenarias en regiones que comparten los mismos desafíos. El caso de Calibaja sería sólo un ejemplo.

Respecto a la reorientación de nuestras exportaciones, México está obligado, lo quiera o no, a diversificar su comercio exterior. Mientras que Estados Unidos continuará siendo nuestro principal socio comercial, nuestro país debe aprovechar la multiplicidad de tratados de libre comercio y otros mecanismos existentes, tanto multilaterales como bilaterales, entre los que destacan el Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (CPTPP), la Alianza del Pacífico con Colombia, Perú y Chile y, próximamente, el nuevo tratado comercial con la Unión Europea. Quizás exista también la necesidad de poner al día nuestro tratado comercial con Japón y de suscribir, de una vez por todas, uno con Corea del Sur. 

Nuestra convergencia a la Industria 4.0 debe tener un objetivo dual: servir al mercado mexicano y al de la exportación. Sobre esto último, hay que discutir pronto la conveniencia de recrear a ProMéxico, un fideicomiso dedicado a promover el comercio y la inversión internacional a través de estrategias inteligentes. Lo que sucede hoy en día -dejar a las Embajadas y Consulados la labor de mercadotecnia internacional y de la promoción de las exportaciones mexicanas- no tiene futuro.

El viejo adagio chino sigue teniendo validez: de las crisis surgen oportunidades y México no puede desaprovecharlas.

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