Viernes, 21 de Febrero 2025

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Sheinbaum y los embates de Washington

Por: Ismael del Toro

Sheinbaum y los embates de Washington

Sheinbaum y los embates de Washington

El Gobierno de Claudia Sheinbaum ha desplegado 10 mil elementos en la Frontera Norte. Ha realizado incautaciones en distintos operativos en los Estados. Ha mantenido la cabeza fría ante los embates de Washington. Y, sin embargo, nada de eso será suficiente para Donald Trump.  

No lo fue en 2019, cuando obligó a Andrés Manuel López Obrador a militarizar la política migratoria de México con la amenaza de aranceles. No lo será ahora, cuando Trump vuelve a colocar a México en el centro de su discurso de campaña.  

El problema no es si Sheinbaum está haciendo lo necesario. El problema es que la relación con Estados Unidos está dictada, en gran medida, por las prioridades políticas de Washington, y hoy esas prioridades pasan por criminalizar el vínculo bilateral.  

Más allá de las fotos con la Presidenta y las coberturas favorables en los medios nacionales, el gran problema de México es otro: la confianza de los grandes capitales locales sigue en declive según datos del índice de confianza empresarial del INEGI.  

Las señales que envían los empresarios no son alentadoras. La confianza empresarial está erosionada y, si bien las inversiones no han desaparecido, sí avanzan con un freno de mano puesto. El caso de Nissan es un ejemplo: mientras Trump amenaza con medidas proteccionistas, los fabricantes japoneses anuncian que no ven incentivos suficientes para seguir expandiendo su presencia en México.  

Sheinbaum enfrenta un reto evidente: salir de la lógica reactiva que le impone la agenda internacional y recuperar el control. La pregunta es cómo hacerlo.  

El Gobierno ha insistido en un “Plan México” que, en teoría, busca consolidar el nearshoring y fortalecer la industria nacional. Pero de poco sirve el eslogan si no hay políticas públicas concretas que lo respalden. La relación bilateral con Estados Unidos no puede limitarse a responder a las amenazas de Trump y a la guerra de declaraciones en los medios. Si esto va a durar cuatro años más, México necesita un plan A, un plan B y un plan C.  

Es momento de que el Gobierno pase de los despliegues de seguridad y las reuniones diplomáticas a una estrategia de inversión, infraestructura y competitividad. Si la batalla por la confianza no se gana pronto, ni los 10 mil, 20 mil o 100 mil elementos en la frontera ni las incautaciones ni las conferencias de prensa van a servir de nada.

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