De momento -solo de momento-, a pesar de los “pronósticos de tormenta” que se avecinaba sobre Norteamérica, las condiciones actuales son agradables, con un cielo soleado, clima templado y por lo menos en los siguientes días no tenemos “rachas de viento”. Sin embargo, a pesar de la “respetuosa llamada”, dijo Claudia Sheinbaum, que sostuvo con el presidente Donald Trump, quien calificó a nuestra mandataria como “una mujer maravillosa”, no podemos “cantar victoria”. Si ayer Trump metió reversa en la decisión de la aplicación de aranceles, hoy nos puede cambiar la jugada y fijarlos de acuerdo al humor con el que se levante o vea alguna muestra de “desacato” en su voluble manera de pensar.Por el momento, “Como lo menciona el presidente Trump, no se requerirá que México pague aranceles en todos aquellos productos dentro del T-MEC”, dijo Sheinbaum, pero esa condición “le puede valer un cacahuate” si hay algo que no le guste o le moleste.La presión y prioridad de Trump que ejerce sobre México es el control migratorio y la contención al flujo de fentanilo. Y ante el panorama de realidades, con la incautación de droga, destrucción de laboratorios, detenciones de narcotraficantes y el reciente envío de 29 “terroristas”, son argumentos que no le dan base al inquilino de la Casa Blanca a “justificar” sus infundadas medidas. Sin embargo, no hay que darle motivos que lo obliguen a cambiar de parecer y la “asamblea informativa” a la que invitó el domingo en el Zócalo capitalino, que originalmente estaba destinada a presentar una postura oficial a la aplicaciones de aranceles, hoy se mantiene a pesar del revés de intenciones de Trump, y será un “festival” - así lo calificó la presidenta- para celebrar el acuerdo.Habrá que ser muy cautelosos. Si la “asamblea informativa” era un riesgo -antes de la llamada de ayer- para responderle al “showman” de la Casa Blanca, después de la menara diplomática, con mesura y “cabeza fría” que Sheinbaum ha mostrado en las negociaciones, hoy, cuando “las aguas están medio tranquilas”, que necesidad hay de citar a un “festival” donde aquello, más que un posicionamiento de nación, será un mitin morenista -del oficialismo-, donde no faltarán los provocadores o “nacionalistas” que quieran quemar o pisotear banderas del país vecino, destrozar fotografías de Trump o manifestando posiciones extremas, enviando un mensaje que puede ser malinterpretado, en un momento cuando “el horno no está listo para bollos” y que puede regresarnos a donde estábamos antier.Usted, ¿qué opina?