El Siapa, como un barco en medio de una borrasca, navega sin rumbo claro; mientras, más ciudadanos lo abordan sin pagar su parte.Apelo a esta alegoría para ilustrar el trabajo y los resultados infames de Carlos Enrique Torres Lugo al frente del Siapa.Logró lo que para muchos ciudadanos será la peor gestión de un ente público.Comencemos la danza, ¿me acompañan? (suena la música del Titanic).En 2019, al inicio de esta gestión, Torres Lugo calificó de “escandalosa” la cartera vencida del Siapa que había heredado: 7 mil 548 millones de pesos (mdp) adeudados por ciudadanos.Pero él dejará una cartera vencida de 16 mil 609 mdp (120% más) con corte al 31 de mayo de este año, según datos de Transparencia.El Siapa tiene 1.3 millones de cuentas, principalmente viviendas y comercios, de las cuales 542 mil son deudores. Significa que 4 de cada 10 le deben al Siapa.Ante este problema, el organismo contrató este año a la empresa Stratimex, un servicio de cobranza al que le pagó 120 millones de pesos, según el contrato en línea.Sin embargo, su eficiencia en la cobranza está en los mínimos históricos.En 2018, el último año de la administración de Aristóteles Sandoval, el Siapa cobró el 85.5% de lo que facturó.En 2023 cobró apenas el 64.5% y este año el 66.9%, al corte de septiembre, con todo y gasto millonario en un servicio externo de gestión de cobros.Torres Lugo puede presumir otro logro. Durante dos años, 2021 y 2022, logró desbancar a la Fiscalía del Estado en número de quejas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco.Esos dos años fue la autoridad más señalada porque 3 mil 500 ciudadanos presentaron su inconformidad por el mal servicio del organismo.Si el SIAPA fuera una empresa, quebraría varias veces al año si consideramos su gasto y lo que le deben los morosos.Se salva de la ruina financiera gracias al presupuesto público que le entrega el Gobierno de Jalisco de nuestros impuestos.Si el Siapa cobrara lo que le adeudan podría pagar dos veces la renovación de la red hidráulica que requiere 8 mil mdp de inversión.El agua que llega a nuestras casas –si son afortunados– es un milagro. El nombre del “santo”, ya lo conocen: Torres Lugo.