Viernes, 27 de Diciembre 2024

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El dedo en la llaga

Por: Martín Casillas de Alba

El dedo en la llaga

El dedo en la llaga

James Shapiro investigó en los diarios, cartas y publicaciones de dos expresidentes de los Estados Unidos de Norteamérica: John Quincey Adams, quien fue presidente de 1825 a 1829, y el general Ulysses S. Grant, quien gobernó dos periodos de 1869 a 1877, para contarnos cómo fue que Otelo, el moro de Venecia de Shakespeare, puso el dedo en la llaga cuando se trataba de abolir la esclavitud en los EU.

Con el resultado de esta investigación escribió dos capítulos de Shakespeare in a Divided America (Penguin Books, 2021) titulados: “1833: Mestizaje” y “1845: Destino Manifiesto”. 

En la Introducción de ese libro explica cómo fue que las obras de Shakespeare tardaron en conocerse en América del Norte cuando recién llegaron en 1630 los primeros puritanos, mismos que las habían prohibido en Inglaterra, antes de destruir todos los teatros. Un par de siglos después, las obras de Shakespeare la conocían bien tanto la sociedad, como las escuelas, gracias a los inmigrantes que seguían llegando con otra mentalidad.

En 1835, el expresidente John Quincey Adams estaba a favor de la abolición de la esclavitud, escribió una larga carta a uno de sus amigos dándole a conocer sus puntos de vista sobre Otelo. Ese texto se publicó en American Monthly Magazine como “El carácter de Desdémona”, en donde insulta a Desdémona por haberse casado con un negro diciendo que era “disgusting”, asqueroso, desagradable y antinatural “aunque sus admiradores dicen que el color de Otelo no tiene nada que ver con la pasión de Desdémona”, él argumentaba que “si Otelo hubiese sido blanco, ¿por qué Desdémona tuvo que huir de su casa?”.

Adams se oponía a que un negro se casara con una mujer blanca, pero, se volteaba para otro lado cuando los hombres blancos violaban a las negras en las plantaciones, tal como lo narra Jane Austen en Mansfield Park.

El racismo es una espina clavada en ese país, agravada durante la presidencia de Trump que dividió a la población entre los liberales y aquellos que se identifican con su misoginia y racismo.

El Destino Manifiesto era la bandera con la que justificaban sus ambiciones y deseos de expandir su territorio, declarándole la guerra a México. Shapiro cuenta lo que pasó cuando el ejército acampó en Corpus Christie por tanto tiempo que alcanzaron a construir un teatro y poner en escena el Otelo de Shakespeare. El reparto sería conformado entre los mismos soldados.

El perfil de los soldados de esa época era como esos que asaltaron el 6 de enero del 2021 el Capitolio: machos, violentos, barbados y fanáticos. Cuando al imberbe teniente Ulysses S. Grant lo seleccionaron para hacer el papel de Desdémona tenía 23 años de edad, pesaba 61 kilos y tenía una voz suave y delicada. Aceptó el papel y lo ensayó hasta poco antes de estrenar la obra cuando Theodoric Porter, el Otelo de la obra, se declaró incapaz de expresar su amor por el teniente Grant -es decir, por Desdémona- sobre todo en esa escena cuando llega a Chipre y le dice esto antes de besarla apasionadamente:

-Nada puede hacerme más feliz que tu presencia aquí. ¡Alma mía! ¡Mi gozo!… Es demasiada la dicha… y esta felicidad me hace desvariar…

El joven Grant entendió cómo era el mundo a través de los ojos de una mujer blanca enamorada de un negro, poco antes de ser el héroe, general y presidente de esa nación cuando triunfó en esa guerra civil para abolir la esclavitud, sin poder borrar las huellas del racismo, tal como sigue existiendo, sobre todo, en el Sur de ese país.

Otelo puso el dedo en la llaga y Grant, en el papel de Desdémona, supo lo que era tener una relación entre una mujer blanca y un árabe de piel oscura, poco antes de liberar a los esclavos de origen africano para que se fueran integrando al mosaico de colores, incapaz de arrancar de raíz la mala yerba del racismo.

malba99@yahoo.com

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