Para la inauguración de un nuevo espacio del Museo de Artes de Zapopan (MAZ) la administración municipal tuvo el tino de invitar a Francis Alÿs, un artista nacido en Bélgica y radicado en México, a presentar su trabajo titulado Children´s Game*, una colección de 47 videos sobre los juegos infantiles en los más diversos rincones del mundo. Desde un atrevido niño que se tira dentro de una llanta desde un cerro de arenas negras en una mina de cobalto en Lumbashi, el Congo, hasta niños que juegan a la patrulla de guerra en Kharkiv, Ucrania, o los que juegan futbol sin balón, porque los balones están prohibidos, en una calle de Mosul, Irak. También podemos ver una emocionante carrera de caracoles de los que nosotros llamamos babosos en Pajottenland, Bélgica o una niña cruzando Hong Kong sin pisar raya. Hay en la colección varios videos de juegos de niños mexicanos, dos de ellos resumen terriblemente la situación del país.El primero es en Baja California. Muestra a un grupo de niños armados con orquetas que simulan ser pistolas y armas largas. Están jugando a la balacera. Las niñas y los niños, de entre cuatro y diez años, se persiguen, se esconden, disparan desde autos abandonados que ellos presumen en movimiento. Imitan los ruidos de las diferentes armas, ponen caras de malos, ejecutan al enemigo. Lo hacen con tal convicción que no hay duda de que lo traen en la sangre. Para ellos la balacera es cultura.El segundo, más creativo es, sin embargo, más doloroso. Son niños de Ciudad Juárez, Chihuahua, en una de las colonias de vivienda de interés social abandonadas, como las que hay a lo largo y ancho del país gracias a una fallida política pública que produjo casas basura. Parece un escenario de guerra; en cierto sentido lo es. Aquí no pelean con pistolas sino con espejos: aquel que es alcanzado por el reflejo, como si fuera una batalla del futuro con rayos láser, cae muerto, desvanecido.No es gratuito que estas formas de violencia, la del crimen organizado y la violencia urbana, sean hoy los grandes problemas por resolver. Las balaceras y masacres se han vuelto tan cotidianas (247 en 2023 y 400 en 2024) que ya son parte del paisaje y de la vida diaria de los niños. La violencia del entorno urbano ha convertido a grandes extensiones de las ciudades mexicanas en territorios comanche, controlados por pandillas. Ahí se mata, se desaparece y se exhuman cuerpos por el simple hecho de haber sido alcanzados por la luz del crimen organizado.Lo que juegan nuestros niñas y niños es el reflejo del país que somos. *En el nuevo Museo de Artes de Zapopan hay una selección de 24 videos. Si no tienen oportunidad de asistir la colección completa puede verse en: francisalys.com/category/childrens-games/diego.petersen@informador.com.mx
