Con la excusa, quizá haya que decir la obligación, de que vienen cuatro partidos del Mundial de Futbol del 2026 a Guadalajara, la alcaldesa Verónica Delgadillo anunció que van a mejorar el Centro Histórico en dos ejes: desde el Hospicio Cabañas hasta el Parque Revolución (al que, por cierto, el PRI le cambió unilateralmente el nombre a Parque Rojo y algunos se la compraron sin chistar) y desde el Santuario hasta la Plaza San Francisco (hoy conocida como Dos Templos) por la Avenida Alcalde. Tienen toda la razón las autoridades del Ayuntamiento Tapatío: esa es la zona turística de Guadalajara, donde se concentrarán las actividades culturales y de convivencia durante los días del Mundial y está hecha un asco.Lo curioso es que es la misma zona a la que todos los alcaldes tapatíos del siglo XXI, de Francisco Ramírez Acuña hasta Pablo Lemus, y en medio otros tres del PAN, dos del PRI y dos de MC, han invertido la mayor parte del presupuesto de remodelación de la ciudad, y, sin embargo, las obras no duran porque el alcalde que llega no invierte un peso en mantener lo que hizo el antecesor.El problema del Centro tapatío no es falta de inversión en infraestructura, sino en mantenimiento. El Parque Revolución fue completamente remodelado para que volviera a su estilo original, el que diseñó Luis Barragán. Se hizo hace 20 años, fue una inversión enorme y se dejó caer. El Paseo Alcalde fue una excelente idea del Gobierno estatal encabezado por Aristóteles Sandoval bien ejecutada por los gobiernos municipales priistas y emecistas. Es extraño que nadie reparara en lo costoso y complicado que sería mantener tantas fuentes funcionando, particularmente las que están en el Centro del camellón. Lo mismo sucede con la Plaza Tapatía que, más allá de su problema arquitectónico original —esos edificios compiten por el premio de lo más feo de la ciudad, con la alevosa ventaja de estar en pleno Centro—, la plaza acusa una falta de mantenimiento y atención que hace desmerecer hasta lo poco valioso que todavía conserva. La plaza sido objeto de varias intervenciones y siempre vuelve a caer.Pero el Centro es mucho más que una cruz de plazas y una cruz de calles (Acalde y el espacio entre los ejes Juárez-Mina e Hidalgo-República). Más que una enchulada, lo que necesita el Centro Histórico de la capital del Estado es atención permanente, un gerente que se haga cargo de que se barra, se limpie, se mantenga y se cuide todos los días, no solo cuando hay Mundial o inauguración. Sobre todo, necesita una política de largo plazo que le dé vida.