El carismático mandatario canadiense, Justin Trudeau, presentó su dimisión tras más de nueve años como primer ministro. Reconocido como un símbolo de una nueva generación de políticos juveniles y quien destacó por integrar un gabinete paritario (hombres y mujeres por igual), así como por implementar políticas de migración que permitieron el arribo de millones de personas a su país, por tomarse en serio el cambio climático y por trabajar por la reconciliación indígena canadiense, ha decidido separarse de su cargo como respuesta a la evaluación del electorado.Si bien Trudeau llegó al poder con el 39.5% de los votos, al momento de su renuncia las encuestas señalaban que el 70% de los canadienses consideraba que debía dimitir. La pérdida de apoyo en su país se puede rastrear en ciertos temas clave: aumento en los precios de la vivienda y la canasta básica; la incertidumbre en el mercado laboral (subempleo y desempleo) y la crisis de consumo de narcóticos. Estos problemas han sido asociados de manera transversal con el fenómeno migratorio hacia América del Norte a partir de una narrativa que lo responsabiliza de las afectaciones y carencias de la ciudadanía, fortaleciéndose a tal nivel que llevó al primer ministro a cambiar la postura multicultural de Canadá y reducir en 25% la cantidad de migrantes permitidos en Canadá para 2025.Por otro lado, el próximo ascenso de Trump a la Casa Blanca ha operado como catalizador de los radicalismos de la derecha norteamericana arraigados en el descontento por los problemas relacionados con la migración y el rechazo a la denominada “agenda woke” la cual busca hacer conciencia y justicia en torno a problemas sociales como el racismo. Esta configuración ideológica al parecer ha impactado a la política canadiense, considerando el aumento en las simpatías del electorado canadiense de ideas de ultraderecha, xenofobia, antisemitismo o fascismo, documentadas por la Canadian Anti-Hate Network.El descontento electoral se ha reflejado en las encuestas que tienen meses descalificando a Trudeau, mientras que el avance de la derecha se observa en el incremento en la aprobación del Partido Conservador, el cual es reforzado por los discursos radicales que vinculan los problemas cotidianos de los canadienses con la migración, narrativa que podría configurar un nuevo esquema de tensiones en las relaciones de México con sus socios comerciales del norte.Carecer de un aliado como Trudeau significará un fuerte cambio para México en las dinámicas de cooperación trilateral, este escenario le exigirá a nuestro país adaptarse con rapidez y firmeza a las nuevas realidades políticas de la región. La posibilidad de que el futuro gobierno de Canadá sea de derecha deberá estar dentro de los cálculos políticos del Gobierno de México de cara a las negociaciones del T-MEC para el próximo 2026.