Ayer, nuevamente la presidenta Claudia Sheinbaum -durante su conferencia matutina- volvió a tocar el tema sobre la detención del “Mayo” Zambada, dando respuesta a la declaración del embajador estadounidense, Ken Salazar, quien desmintió que no se haya mantenido al tanto al gobierno mexicano sobre los detalles de la captura del capo. La mandataria, más que continuar solicitando “información”, reclamó que “el fin no justifica los medios”. Sin embargo, cuando “los medios” son los “abrazos, no balazos” y no hay acciones concretas para acabar con el problema y se agravan las consecuencias, dan pie -injustificadamente- a que un afectado tome la ley “por su propias manos”.Ahora bien, la declaración del diplomático estadounidense “a toro pasado”, supuestamente “sorprendido” de por qué en lugar de que se celebre la detención del narcotraficante se piden explicaciones de cómo sucedió, es “pasarse de lanza”, ya que debe estar consciente que una operación de esa naturaleza debió haberse realizado coordinadamente con el gobierno mexicano, siguiendo los conductos diplomáticos establecidos y no violando la soberanía del vecino.Ahora bien, esto es una “madeja difícil de desenredar” y alguien -en parte- parece que está mintiendo, ya que da la impresión que todo se ha hecho a espaldas del gobierno mexicano y que incluso el hermetismo sobre la operación se prolongó por varios días. Sin embargo, lo declarado por el embajador de Washington, quien aseguró que desde el 27 de julio -dos días después de la detención- la comunicación verbal y por escrito ha sido permanente y abierta entre el Fiscal mexicano Gertz Manero y su contraparte estadounidense Merrick Garland. Incluso Ken Salazar clarificó que los detalles de la operación se han compartido “a los muy altos niveles” con nuestro gobierno, invitando personalmente al Fiscal mexicano a inspeccionar “el avión y todo lo demás que se halló ahí en El Paso cuando se entregaron”.El reclamo de Palacio obedece básicamente a un operativo realizado sin su conocimiento y consentimiento ante la iniciativa asumida ante la inacción de un gobierno complaciente que da la impresión de que no quiere intervenir y que ahora aparece como “víctima”. Aparentemente -a pesar de llevarse a cabo un operativo mal elaborado en cuanto a los acuerdos internacionales, pero bien ejecutado por el gobierno norteamericano- el objetivo se logró, dejando a un gobierno exhibido, donde lo único que queda es “darle vuelta a la hoja” y no seguir insistiendo a manera de “berrinche” que quieren conocer el nombre del piloto del avión que llevó a los capos a entregarse del otro lado de la frontera.¿Usted, qué opina?