Miércoles, 25 de Diciembre 2024
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¿Por qué sentimos ganas de apretujar lo que nos causa ternura? Esto dice la psicología

La agresión tierna es una técnica de nuestro cerebro para controlar nuestras emociones ante la presencia de algo adorable o tierno

Por: SUN .

La agresión tierna está diseñada para captar nuestra atención de manera inmediata ante la ternura, promoviendo conductas de cuidado y protección.ESPECIAL/Pexels y Canva

La agresión tierna está diseñada para captar nuestra atención de manera inmediata ante la ternura, promoviendo conductas de cuidado y protección.ESPECIAL/Pexels y Canva

Cuando observamos algo demasiado tierno o adorable como un bebé o un cachorro, es común que se sienta la necesidad de querer apretarlo, pellizcarlo o incluso morderlo, y aunque esta reacción parece contradictoria, es un comportamiento normal y sano para expresar amor y ternura.

A esta reacción se le conoce como la agresión adorable, o cute aggression, y es un fenómeno psicológico que explica por qué reaccionamos con expresiones de fuerza desmesurada ante estímulos tiernos como los seres vivos pequeños. Aunque su nombre sugiere lo contrario, no implica intenciones de daño, sino una respuesta emocional compleja que tiene raíces en nuestro cerebro y en la evolución humana.

Según investigaciones de Harvard, al observar algo tierno nuestra mente activa el córtex orbitofrontal de nuestro cerebro y ésta región responde en apenas una fracción de segundo, antes de que procesemos conscientemente lo que estamos viendo. Esta activación está diseñada para captar nuestra atención de manera inmediata ante la ternura, promoviendo conductas de cuidado y protección esenciales para la supervivencia de nuestra especie.

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¿Qué es la agresión por ternura o agresión tierna?

Aunque parezca contradictorio, reaccionar con agresión leve ante algo tierno puede ser un mecanismo que ayuda a equilibrar nuestras emociones. Según la doctora Katherine Stavropoulos, estas expresiones "agresivas", como apretar los puños o pellizcar suavemente, son una forma de manejar la sobrecarga emocional generada por la adorabilidad. Esto permite que retomemos el control de nuestras acciones y dirijamos nuestra atención no solo al estímulo adorable, sino también al entorno.

El proceso está mediado por hormonas como la oxitocina, conocida como la "hormona del amor", que refuerza vínculos afectivos y estimula conductas de cuidado. Otra hormona involucrada es la vasopresina, que activa respuestas protectoras. Ambas trabajan en conjunto para garantizar no solo nuestra empatía, sino también nuestra capacidad de responder de manera eficiente ante situaciones que requieren atención y cuidado.

Aunque solemos asociar la ternura con lo que vemos, este fenómeno abarca todos los sentidos. Según el profesor Morten L. Kringelbach, la adorabilidad es un fenómeno multisensorial que activa intensamente diversas áreas cerebrales, desencadenando respuestas complejas que van desde la compasión hasta el instinto protector. La agresión adorable no es más que una manifestación de nuestra capacidad innata de empatía y compasión.

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