Una de las satisfacciones matinales es, indiscutiblemente, tomar una buena taza de café al gusto: como agua de calcetín, cargado y como para despertar a una colonia, con exceso de azúcar o, en el caso contrario, muy quemado. El café es una obsesión moderna (y por supuesto, antiquísima). Cada día surgen más estudios que destacan sus posibles beneficios para la salud, como la reducción del riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, demencia y ciertos tipos de cáncer. Con tantas noticias alentadoras, ¿dónde está el problema?La realidad es que nuestra cultura ha trascendido a los adultos y ha llegado hasta los niños. A pesar de las constantes advertencias de pediatras y otros profesionales de la salud sobre los peligros del consumo de cafeína en menores, muchas personas permiten que los niños a su alrededor, incluso los más pequeños, consuman café, refrescos, bebidas energizantes y otros productos que contienen cafeína.Un estudio de 2015 llevado a cabo entre madres de Boston en Estados Unidos, reveló datos preocupantes: el 14% de las encuestadas permitía que sus hijos de tan solo 2 años consumieran café en cantidades de entre 30 ml y 120 ml al día. Además, el 2,5% de las madres daba café incluso a sus bebés de un año.Frente a estas cifras, la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) es contundente: los niños menores de 12 años no deberían consumir bebidas con cafeína en ninguna cantidad. Esto incluye café, té, refrescos, bebidas energéticas y otros productos similares. Sin embargo, el café no es la única fuente de cafeína a la que los niños están expuestos. Bebidas deportivas, refrescos, tés, chocolate oscuro e inclusive cosas como chicles, dulces de menta, helados de café y barritas energéticas contienen cafeína. Por ejemplo:Algunos de los efectos adversos en los niños si estos toman cafeína es el aumento del ritmo cardíaco, la presión arterial, el eflujo gástrico, síndromes de ansiedad y los trastornos del sueño. En casos extremos, dosis altas de cafeína pueden provocar alteraciones graves, como arritmias cardíacas o taquicardias, que a veces llevan a los niños a las salas de urgencias. Según el doctor Mark Corkins, presidente del Comité de Nutrición de la AAP, algunos padres subestiman el impacto de darles refrescos o café a sus hijos, pero incluso pequeñas cantidades pueden ser perjudiciales. La recomendación es clara: evita la cafeína en la dieta de los niños. Si un niño siente que necesita cafeína para mantenerse alerta durante el día, eso podría ser indicativo de problemas subyacentes, como falta de sueño o mala alimentación. Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp. AO