Con “la sensación de llanto” incrustada en el pecho, la escritora colombiana Laura Restrepo afirma que “somos una generación marcada por el genocidio”, un hecho atroz cometido por tiranos “misteriosos, pero pend…”, contra quienes está surgiendo la rebeldía de una “nueva cultura”, un dilema que explora a través del protagonista de su reciente novela, “Soy la daga y soy la herida”.“Es una época de terror, pero también de epifanías, de revelaciones. La oposición de millones de personas en el mundo es el amanecer de una nueva cultura”, asegura Restrepo, de 75 años, al reflexionar sobre cómo el genocidio y la hambruna en Gaza han sacado a la gente a las calles y a las flotillas al océano para exclamar a “los poderosos de la tierra” que, frente al abismo, hay fe.Con la escritura como vía para confrontar el “horror” y responder a la pregunta “¿cómo puede el mundo rebelarse contra las dinámicas de la muerte?”, tanto en Oriente Medio como en las masacres ejecutadas por el sicariato en América Latina, la ganadora del Premio Alfaguara 2004 imagina en su novela un dios (“Abismo”) quimérico, performativo y de alma vacía, al que obedece metódicamente el verdugo protagonista, “Misericordia Dagger”.“A pesar de ser un asesino, ‘Dagger’ encarna la virtud cristiana de la piedad, aunque también representa la daga con la que los antiguos guerreros mataban con el propósito humanitario de que la agonía no fuera tan larga”, explica la autora, considerada una de las voces literarias y activistas políticas más importantes de Colombia.Sin embargo, Restrepo agrega que a “Dagger” se le atraviesa “la pregunta que un verdugo nunca debería hacerse: ¿matar o no matar?”, una reflexión que se opone a los mandatos de “Abismo” y lo interpela hasta llevarlo a cuestionar “las propias mecánicas burocráticas de la muerte”. La fábula está inspirada en la ofensiva israelí en Gaza, luego de que “Restrepo” intentara sin éxito ingresar a ese territorio en 2023 junto a Médicos Sin Fronteras.Sin embargo, con esta obra -que inaugura el género “brutal noir”- la creadora de “Delirio” (2004) también vuelve a posar su mirada crítica sobre el líder del cartel de Medellín, Pablo Escobar (1949-1993).Sobre ello, detalla que “la semilla” del aprendiz adolescente de “Dagger”, el “Príncipe Sangre”, proviene de las conversaciones que mantuvo con “jóvenes sicarios educados en la escuela del crimen de Escobar”, donde, ante la falta de educación, trabajo o cariño, “aprendían a matar”, incluso inspirados por películas del actor y ex gobernador de California (Estados Unidos) Arnold Schwarzenegger.En cuanto a la rebeldía contra la tiranía de figuras como el presidente Donald Trump o el primer ministro Benjamín Netanyahu, Restrepo sostiene que “el humor es una herramienta poderosísima de los desarmados”, y que en “Soy la daga y soy la herida” utiliza la burla para señalar a esos líderes de “guerra y frivolidad”.EFE CT