Coral Bracho tenía pensado dedicarse a la ciencia, al estudio de la mente en particular; sin embargo, en una vuelta del destino se encaminó por la poesía y ayer su trabajo fue reconocido luego de darse a conocer que la originaria de la Ciudad de México obtuvo el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2023, gracias a su continuada indagación en la politicidad de la poesía y el peso de la palabra escrita. Es la segunda mexicana en ser reconocida con este galardón, la primera fue Margo Glantz.El premio, dotado con 150 mil dólares, será entregado el próximo 25 de noviembre en la inauguración de la edición 37 de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que este año tendrá como invitada de honor a la Unión Europea. “Estoy profundamente conmovida, muy agradecida con el jurado por su generosidad al concederme este premio. Estoy feliz, no lo puedo creer. Este premio lo han recibido antes escritores que admiro profundamente y nunca en mi vida imaginé recibirlo. Por otro lado, me conmueve muchísimo que sea la FIL de Guadalajara la institución que me lo otorga, una feria del libro como ninguna otra en nuestro país y prácticamente en el resto del mundo, que ha acercado a la gente de todas las edades a la lectura a través de una desbordante exposición de libros, diálogos, lecturas y todos tipo de actividades desde hace 36 años”, dijo Coral en videoconferencia luego de conocerse el fallo.La escritora resaltó que el contacto desde la infancia con la poesía y con la literatura en general como algo placentero, es crucial y que la FIL “repleta de niños y jóvenes” lo ha logrado desde que se fundó: “Para todos nosotros es una pena que Raúl Padilla, quien impulsó y mantuvo este admirable proyecto ya no esté este año aquí para acompañarnos aunque de algún modo sigue y seguirá siempre presente”, comentó.Al respecto, Marisol Schulz, directora de la FIL, señaló que se están preparando diversos homenajes para Raúl Padilla y aclaró que estas actividades las darán a conocer el próximo 3 de octubre.El jurado, en voz de Vittoria Borsò, destacó también que la poesía de Coral Bracho se pregunta por las maneras en el que el mundo se descubre y nombra, provocando una inteligencia sensible por parte de la instancia lectora: “Su trabajo se vuelve entonces un archivo de experiencias vitales donde se piensa el olvido, la enfermedad, el dolor y la muerte”. El jurado estuvo integrado por Antonio Sáez Delgado, de España; Ignacio Sánchez Prado, de México; Javier Guerrero, de Venezuela; Michi Strausfeld, de Alemania; Oana Fotache Dubalaru, de Rumanía; Sandra Ozzola, de Italia y Vittoria Borsò, de Alemania. Al cuestionar a la poeta sobre las nuevas tecnologías y como éstas han permeado en la vida diaria al grado de que podrían “sustituir” a los poetas, aseguró que el contacto placentero con la poesía y la literatura desde la infancia es crucial para la vida, y afirmó que ninguna inteligencia artificial (IA) podrá sustituir la manera en la que los versos llegan a la sensibilidad humana… “Ninguna inteligencia artificial podrá sustituir a la poesía”.“No sé a dónde nos lleve la inteligencia artificial, pero sé que pasará muchísimo tiempo para que llegue a donde llega la poesía”, apuntó.A lo que agregó: “Podrán copiarla, hacer simulaciones, pero lo que verdaderamente toca la poesía en el ser humano en términos de libertad, de percepción, en términos cognitivos, emotivos, difícilmente va a entorpecerlo la inteligencia artificial”. Coral, quien es una de las autoras más reconocidas del país, recordó que en un principio ella tenía pensado dedicarse a la ciencia, al estudio de la mente. “Sin embargo, en un momento dado, tuve la oportunidad de participar en un coro con distintos directores y orquestas. Y esa emoción del canto fue algo que me abrió otros caminos y que me hizo pensar que de alguna forma me podría dedicar al arte. Yo leía mucho, desde niña tuve contacto con la poesía, en Zacatecas estuve desde los cinco año y tuve un contacto frecuente con la poesía popular”. Además, recuerda que a los 12 años, después de la muerte de su padre, fue a Francia: “Estuve de interna unos meses y ahí en la escuela también conocí la poesía y me gustó la manera en la que nos la planteaban, además del contacto con el sonido y el sentido”.Aunque estudió ciencias, también comenzó a escribir para ver cómo era este terreno: “Y fue una enorme sorpresa saber que en la posibilidad de escribir se unían el sonido y el sentido, y me guiaba a lugares que yo desconocía. Descubrí entonces que la poesía era un medio para acercarnos a nuestra realidad emotiva y la realidad del mundo, me fascinó esa posibilidad”.Tras dejar la psicología, cursó la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).También, recordó que sus primeros poemas son largos en general, que van guiados por un ritmo, sonido y movimiento del lenguaje: “A lo largo de mi vida he pasado por muchas etapas, pero siempre he unido en ellas las formas de expresión que he alcanzado en otras. He escrito poemas de crítica social, de crítica política y en los últimos años tuve la experiencia de mi madre con Alzheimer a la que afortunadamente pude escuchar, ver y comprender… Esta enfermedad es una forma de estar en el mundo que se acerca a de la niñez; es decir, ver el mundo como algo nuevo y sorprendente y fue muy conmovedor”. Cabe señalar que las vivencia con su mamá y el Alzheimer quedaron plasmadas en el libro “Debe ser un malentendido” (Ediciones Era), una de sus más recientes obras. Coral Bracho ha sido integrante del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y becaria de la Fundación John Simon Guggenheim de Nueva York. Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (1981), el Premio Xavier Villaurrutia (2003), el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines-Gatien Lapointe (2011), el Premio Internacional de Poesía Zacatecas (2011), el Premio de Poesía del Mundo Latino Víctor Sandoval (2016) y el Premio Nacional de Letras de Sinaloa (2017). A propósito del Alzheimer que padeció su madre, recuerda Coral que en un inicio comenzó a escribir algunos textos de esta experiencia que estaba viviendo con su madre, pero no tenía en mente escribir un libro, sólo los tenía reunidos, pero luego decidió publicar el texto: “Hay poemas que hablan de lo que yo veía que ella hacía, de lo que yo imaginaba que ella sentía… Tuvimos una relación muy íntima, fue muy hermoso para mí que me tuviera confianza. Ella pensaba que yo también tenía un problema similar y por lo tanto se abría conmigo como con nadie”. CT