Susana Corcuera, nacida en la Ciudad de México en 1964, es una escritora y etnohistoriadora que ha dedicado su vida al arte de la escritura y la enseñanza. Estudió Etnohistoria en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y ha impartido talleres de Creación Literaria en el renombrado centro cultural Casa Lamm. A lo largo de su carrera, ha colaborado en diversos medios de comunicación, como La Jornada Semanal, Parteaguas, Letras Libres y Voces México. También ha participado en el programa “Sexto Continente” de RTVE.Entre sus obras destacan títulos como “Llegó oscura la mañana”, “El huésped silencioso y otras historias”, “A machetazos”, “Memoria de las manos” y “Como si no existieras”. En colaboración con otros autores, ha participado en proyectos literarios y antologías como “Fenomenología de la violencia: una perspectiva desde México” y “Valientes: Mujeres que dejan huella”.Con una trayectoria marcada por la creación de universos ficcionales cargados de realismo y emoción, Corcuera volvió al ruedo con su novela “Luciérnagas”, publicada por Editorial Suma, de la casa Penguin Random House. En una entrevista con EL INFORMADOR, Susana Corcuera ofreció un vistazo detallado sobre el proceso creativo detrás de esta obra, una historia profundamente humana que se inspira en un episodio personal ocurrido en Europa.La escritora compartió que la idea central de “Luciérnagas” surgió durante una estadía en Toulouse, Francia, mientras su hijo era sometido a una operación de pierna. A pesar de que tenía en mente una historia completamente distinta, un encuentro cotidiano con un joven vagabundo fue lo que encendió la chispa de su nueva obra. “Todos los días me encontraba con un joven vagabundo que me saludaba de manera muy cortés”, relata Corcuera. Pero lo que realmente marcó un antes y un después en su imaginación fue la imagen de una mujer elegantemente vestida que, en una ocasión, se sentó a desayunar con este joven en la orilla del río.“Pensé que era una trabajadora social o alguien que se dedicaba a ayudar a personas sin hogar, pero no. Era su madre”.Este hecho la llevó a reflexionar profundamente sobre la vida de las personas que viven en las calles, sobre las razones que las empujan a tomar esa decisión de alejarse de todo lo que conocemos como seguridad. “Me pregunté, ¿por qué alguien, que aparentemente lo tiene todo, decide dejarlo y vivir en la calle?”, se cuestiona Corcuera. Esta pregunta se convirtió en el punto de partida de “Luciérnagas”, donde explora las historias invisibles detrás de las decisiones que llevan a alguien a convertirse en un vagabundo. A lo largo del proceso de escritura, la autora se ha encontrado con padres de jóvenes que, como el protagonista de su novela, han optado por una vida al margen de la sociedad. “Me dicen que la novela les da una vía para hablar de esto, un tema del que no se habla, como si fuera un tabú”, comenta la escritora, reflexionando sobre cómo estas historias pueden resonar en aquellos que han vivido situaciones similares.Para Susana Corcuera, uno de los mayores desafíos en la escritura de “Luciérnagas” fue encontrar la voz adecuada para contar la historia.Inicialmente, intentó narrarla desde el punto de vista del joven vagabundo, pero pronto se dio cuenta de que este enfoque no funcionaba.“Era aburridísimo, no me salió”, admite. La solución fue adoptar dos voces: la de la madre, que reflexiona sobre su propio pasado, y la de un narrador testigo que sigue los pasos del hijo. Una vez que logró definir estas dos perspectivas, la novela comenzó a fluir. “Cada libro tiene su propio conflicto, y en este caso fue la voz narrativa. Una vez que encontré el equilibrio, todo encajó”, explica Corcuera.El tiempo que le llevó a Susana Corcuera terminar “Luciérnagas” fue extenso, casi cuatro años. La escritora admite que es lenta para escribir, pero meticulosa en su proceso creativo. “Escribí la novela una y otra vez hasta que encontré una forma que me gustara”, revela. Además, menciona que aunque “Luciérnagas” puede considerarse una novela completa, dejó algunos personajes sin explorar del todo, como el tío del joven vagabundo, quien será el protagonista de una segunda parte en la que Corcuera ya está trabajando.Para Corcuera, escribir no es un acto doloroso como lo es para muchos otros escritores, pero reconoce que esta nueva obra ha sido la excepción. “Es el único libro que me duele escribir”, confiesa, aludiendo al tema profundamente humano y emotivo que aborda en el libro. Sin embargo, su enfoque meticuloso y su capacidad para crear personajes complejos y verosímiles han hecho que el proceso, aunque doloroso, sea también gratificante.Asimismo, al hablar sobre las críticas recibidas por “Luciérnagas”, la escritora se muestra abierta a las observaciones constructivas.Reconoce que uno de los comentarios más recurrentes es que dejó a algunos personajes sin el desarrollo necesario. “Me encantan los personajes secundarios, me caen muy bien, pero a veces termino perdiendo de vista al protagonista”, admite. Este es uno de los retos que espera superar en su próxima novela, donde un personaje que hasta ahora ha pasado desapercibido cobrará relevancia.El título de la novela, “Luciérnagas”, proviene del nombre de una hacienda que juega un papel importante en la historia. La hacienda, ubicada en el pasado de la madre del protagonista, simboliza el lugar donde ella busca respuestas sobre su vida y la de su hijo. “Me gustaba la idea de un título luminoso para una historia difícil”, señala Corcuera, explicando cómo eligió el nombre que encapsula tanto la belleza como la oscuridad de los temas que aborda en su obra.