Si alguna vez has buscado un tema en Google y, poco después, todos los anuncios y sugerencias de Chrome comienzan a girar en torno a eso, entonces ya has experimentado el alcance de las temidas cookies. Lo curioso es que, en la mayoría de los casos, somos los propios usuarios quienes damos permiso para que esto suceda.Durante años, estos diminutos archivos creados por sitios web y anunciantes para registrar la actividad en línea fueron el pilar del internet gratuito, financiando la mayor parte del contenido que consumimos sin pagar. Sin embargo, la creciente preocupación por la privacidad digital llevó a Google, propietario del navegador Chrome (el más utilizado en el mundo), a anunciar en 2019 su iniciativa Privacy Sandbox, un proyecto que prometía eliminar las cookies de terceros. Dos años más tarde, el plan comenzó oficialmente con una meta clara: “matar” este tipo de rastreo.La idea, no obstante, no prosperó. En abril de 2025, Google informó que ya no eliminaría las cookies de terceros. En su lugar, mantendría su uso y ofrecería más opciones de configuración para los usuarios. Finalmente, el 17 de octubre, la compañía confirmó que Privacy Sandbox quedaba descontinuado.“A medida que nos hemos involucrado con el ecosistema... queda claro que hay perspectivas divergentes sobre la realización de cambios que podrían afectar la disponibilidad de cookies de terceros. Los usuarios pueden seguir eligiendo la mejor opción para ellos en la configuración de privacidad y seguridad de Chrome”, explicó Anthony Chavez, vicepresidente del proyecto, en declaraciones recogidas por Reuters.Para entender las consecuencias de esta decisión, vale recordar qué son las cookies. Imagina que navegas por la web como si recorrieras un enorme centro comercial.Durante más de veinte años, este sistema ha sostenido gran parte de la publicidad digital, pero también ha sido criticado por comprometer la privacidad al permitir la creación de perfiles detallados sobre cada usuario.Ante el rechazo social y las presiones de los organismos reguladores (especialmente en Europa), Google ideó Privacy Sandbox con la intención de mantener la publicidad sin invadir la privacidad. La propuesta consistía en sustituir el rastreo individual por agrupaciones anónimas de intereses.El navegador sería el encargado de clasificar localmente los gustos de cada persona. Así, los anunciantes sabrían que un usuario estaba interesado en “autos” o “ejercicio”, pero sin conocer su identidad exacta. Una de las herramientas más destacadas del plan era la Topics API, que buscaba proteger la información dentro de una “caja de arena” inaccesible para empresas externas.A pesar de los esfuerzos, Privacy Sandbox no logró convencer ni al sector publicitario ni a los reguladores. Las principales causas de su fracaso fueron:En términos prácticos, la vida digital de los internautas seguirá igual. Las cookies de terceros continúan activas, por lo que las empresas podrán seguir recopilando datos sobre los sitios que visitas o los productos que te interesan, con el fin de mostrarte anuncios personalizados.Aunque Google asegura que continuará desarrollando herramientas de control, el cambio profundo en materia de privacidad aún no llega. Chrome permite configurar y limitar las cookies desde el apartado de Privacidad y seguridad, pero otros navegadores (como Safari o Firefox) ya las bloquean de forma predeterminada.Según la empresa, mantener las cookies por ahora evita un “caos publicitario” y da tiempo para desarrollar alternativas más seguras. Esto también permite que los portales que dependen de la publicidad sigan operando sin perder ingresos.Si deseas tener mayor control sobre tu información, puedes seguir algunas recomendaciones básicas:Al final, entender cómo funcionan las cookies te permitirá decidir cuánta información estás dispuesto a compartir a cambio del contenido “gratuito” que ofrece internet.BB