Jueves, 26 de Diciembre 2024

Telescopio James Webb capta una imagen de una misteriosa nebulosa

Uno de los misterios sobre el espacio que más ha intrigado a los astrónomos, es el polvo estelar.

Por: Guadalupe Anahí Gutiérrez García

En el interior de la nebulosa hay muchas posibilidades de que se están formando o se formarán planetas. Pixabay

En el interior de la nebulosa hay muchas posibilidades de que se están formando o se formarán planetas. Pixabay

Gracias a los telescopios Hubble y James Webb es que se pueden ver imágenes de objetos muy lejanos de nuestro sistema solar para comprender y estudiar la formación de las estrellas y planetas, así como los exoplanetas y los agujeros negros.

Estos hallazgos han marcado un antes y un después en la historia de la astronomía, ya que se ha podido descubrir muchas cosas que han ayudado a los científicos a entender el universo. Pero los descubrimientos que ha hecho el telescopio espacial James Webb han sido de los más importantes.

El polvo estelar tiene la capacidad de ocultar las cosas que lo envuelven y, debido a las altas concentraciones de este, no se pueden encontrar objetos astronómicos tan fácilmente. Para hacerlo, tienen que buscar longitudes de onda infrarrojas.

¿Qué encontró el telescopio James Webb?

El telescopio James Webb realizó una observación de la nebulosa NGC1333 en una de las regiones de formación estelar cercanas a la Tierra. Es una nebulosa pequeña que se sitúa en dirección de la constelación de Perseo, la cual forma parte de un complejo mayor y la Nube Molecular de Perseo está a 960 años luz de la Tierra en el Brazo de Orión.

Una de las características de esta nebulosa es que en ella se está produciendo una intensa formación estelar, pero de pequeña masa, la cual es parecida o inferior al sol. El gas y el polvo que lo componen son visibles al ser iluminados por una estrella muy brillante que se encuentra cerca.

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El telescopio espacial James Webb ha logrado atravesar el polvo estelar y detectar los objetos astronómicos que hay en su interior. Estos objetos son estrellas nacidas que todavía se encuentran envueltas en polvo, además hay enanas marrones. Esto significa que son objetos con masas entre el límite de las estrellas más pequeñas y los planetas gigantes y objetos de masa planetaria.

Debido al interior de la nebulosa NGC1333, los científicos creen que podría tratarse del mismo tipo de nube en la que se formó el sol y su sistema solar hace 4 mil 600 millones de años, por lo que está información es muy útil para comprender el entorno en el que nació y evolucionó el sol.
 

GG

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