La insaculación es un procedimiento que tiene como objetivo seleccionar a personas de manera aleatoria para cumplir con un determinado rol o función, garantizando así la imparcialidad en el proceso. Recientemente, el término ha cobrado relevancia en el contexto político, particularmente en el Senado de diferentes países, como ocurrió en algunos momentos de la historia reciente de México. En el caso específico del Senado de la República Mexicana, la insaculación ha sido utilizada como método para elegir a ciertos funcionarios de manera que se asegure un proceso transparente y sin influencia externa. Esto sucedió, por ejemplo, en el proceso para la selección de los nuevos magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Este proceso implicó que, en lugar de una designación directa por parte de los legisladores, se utilizara el método de insaculación para elegir de manera aleatoria a los candidatos que posteriormente serían sometidos a una evaluación para determinar su idoneidad para el cargo. Este tipo de procedimiento tiene como fin evitar prácticas de favoritismo o corrupción, proporcionando una selección más equitativa y menos influenciada por la política partidista. La insaculación en este contexto se considera como una herramienta que puede mejorar la legitimidad de las decisiones tomadas, pues la aleatoriedad del proceso hace que la selección dependa exclusivamente de un azar controlado, y no de acuerdos o intereses políticos. Sin embargo, la insaculación también ha generado críticas, ya que algunos argumentan que un sistema completamente aleatorio podría no garantizar que los seleccionados sean los más capacitados para desempeñar el cargo. A pesar de esto, el uso de la insaculación en ciertos contextos ha sido defendido como una forma de preservar la independencia del proceso y disminuir las posibles influencias externas que puedan comprometer la transparencia y objetividad de la selección. EE