Miércoles, 25 de Diciembre 2024

La Virgen de Guadalupe tiene su origen en las Vírgenes Orantes "apocalípticas"

Sus rasgos conectan la imagen con la tradición de las Vírgenes Orantes, especialmente las de tipo apocalíptico, caracterizadas por su postura de plegaria y su asociación con la protección divina 

Por: Brenda Barragán

Este análisis combina elementos de la iconografía cristiana con la simbología propia de las culturas mesoamericanas, creando una figura única y profundamente significativa. SUN/ARCHIVO

Este análisis combina elementos de la iconografía cristiana con la simbología propia de las culturas mesoamericanas, creando una figura única y profundamente significativa. SUN/ARCHIVO

La icónica imagen de la Virgen de Guadalupe, venerada por millones de personas en México y el mundo, ha sido objeto de numerosos estudios que exploran su simbolismo y origen. Entre las teorías más destacadas se encuentra la idea de que esta representación tiene influencias de las llamadas "Vírgenes Orantes" de tipo apocalíptico, un estilo artístico y religioso que floreció en Europa durante la Edad Media y el Renacimiento. Este análisis combina elementos de la iconografía cristiana con la simbología propia de las culturas mesoamericanas, creando una figura única y profundamente significativa.

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Iconografía apocalíptica y la Virgen de Guadalupe

El simbolismo de la Virgen de Guadalupe encuentra un claro paralelismo en el capítulo 12 del Apocalipsis de la Biblia, donde se describe a “una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”. La imagen del ayate de San Juan Diego, en la Basílica de Guadalupe, reproduce estos elementos:

  • El sol: La Virgen está rodeada de rayos dorados, que representan la luz divina y su asociación con el sol, un símbolo central tanto en el cristianismo como en las culturas indígenas.
  • La luna: Bajo los pies de la Virgen se encuentra una media luna, elemento que también aparece en otras representaciones apocalípticas y que en el contexto indígena podría aludir al dios lunar de las tradiciones prehispánicas.
  • Las estrellas: El manto azul-verdoso de la Virgen está decorado con estrellas doradas, que algunos estudiosos interpretan como un reflejo de constelaciones visibles en el cielo de diciembre de 1531, año de su aparición.

Estos rasgos conectan la imagen con la tradición de las Vírgenes Orantes, especialmente las de tipo apocalíptico, caracterizadas por su postura de plegaria y su asociación con la protección divina en momentos de lucha entre el bien y el mal.

Durante el Renacimiento, las "Vírgenes Orantes" se popularizaron en Europa como representaciones de la Virgen María en actitud de intercesión y oración. Estas imágenes a menudo incluían:

  • Postura de oración: Manos juntas, cabeza inclinada ligeramente y un gesto de serenidad que transmite humildad y devoción.
  • Elementos celestiales: Asociaciones con el sol, la luna y las estrellas como símbolos de su carácter divino.
  • Conexión apocalíptica: Muchas de estas representaciones se basaban en la descripción de la mujer del Apocalipsis, reforzando su papel como protectora en tiempos difíciles.

Es probable que esta tradición llegara al Nuevo Mundo a través de los frailes que buscaban evangelizar a las poblaciones indígenas. Los talleres artísticos creados por los misioneros combinaban estilos europeos con motivos locales, dando lugar a una iconografía única.

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Aunque la influencia europea es clara, la imagen de la Virgen de Guadalupe también incorpora elementos que resonaban profundamente en la cosmovisión mesoamericana:

  • El manto y la túnica: Los colores azul y rosa eran símbolos de realeza y fertilidad en la cultura náhuatl.
  • La posición de la luna: En las tradiciones indígenas, la luna estaba asociada con los ciclos naturales y la dualidad, conceptos fundamentales en su espiritualidad.
  • El ángel bajo la Virgen: Representa la unión entre el cielo y la tierra, una idea que también era central en las creencias prehispánicas.

La Virgen de Guadalupe es mucho más que una representación religiosa. Su imagen sintetiza elementos de dos mundos: el cristiano europeo y el indígena mesoamericano. La influencia de las Vírgenes Orantes de tipo apocalíptico aporta un contexto histórico y artístico que complementa su significado espiritual y cultural.

Para los creyentes, el ayate de Juan Diego sigue siendo un milagro divino; para los historiadores del arte, es un ejemplo magistral de cómo la religión y el arte se adaptaron para construir un puente entre dos culturas. La imagen de la Virgen de Guadalupe, en este sentido, se mantiene como un símbolo de esperanza y unidad, trascendiendo fronteras y épocas.

BB

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