Este evento marca el cierre de las festividades navideñas y es motivo de reunión y alegría en familias y comunidades, el llamado Maratón Guadalupe-Reys. La rosca de Reyes se parte tradicionalmente el 6 de enero, durante la celebración del Día de Reyes, una fecha que conmemora la llegada de los Reyes Magos al lugar donde nació Jesús, según la tradición cristiana. El acto de compartir y partir la rosca está lleno de simbolismos. Su forma ovalada o circular representa el amor eterno y la unidad familiar, mientras que las frutas cristalizadas que la adornan simbolizan las joyas de las coronas de los Reyes Magos. Cada persona corta una porción de la rosca, y es común que en su interior se encuentren pequeños muñecos que representan al Niño Jesús. Encontrar uno de estos muñecos es motivo de entusiasmo y risas. Sin embargo, este hallazgo también tiene un compromiso especial: quien lo encuentra asume la responsabilidad de organizar o participar en la celebración del Día de la Candelaria, que tiene lugar el 2 de febrero. En esta festividad, se preparan tamales y atole para compartir con los demás, manteniendo así el espíritu de unión y generosidad que caracteriza esta temporada. La rosca de Reyes no es solo un evento religioso, sino también una tradición cultural profundamente arraigada en varios países de habla hispana, como México, España y muchas naciones de América Latina. Aunque tiene raíces en la celebración cristiana de la Epifanía, con el tiempo ha evolucionado para incluir elementos festivos y comunitarios que trascienden su origen religioso. En algunas regiones, la rosca se parte también el 5 de enero, durante la Noche de Reyes, para adaptarse a la dinámica familiar o al entusiasmo de los niños que esperan los regalos que los Reyes Magos les dejarán al amanecer. Este acto sencillo, pero significativo, refuerza los lazos familiares y comunitarios, recordándonos el valor de compartir y celebrar juntos. EE