El Gobierno de México otorgó el año pasado 325 nuevas licencias para la apertura de nuevas gasolineras, según la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la agencia Petrointelligence. La cifra es baja si comparamos las 679 estaciones de servicio que se abrieron en 2016, previo a la liberación de los precios y la apertura del mercado de las gasolinas durante la administración de Enrique Peña Nieto. Y entre enero y agosto de este año, apenas van 198 permisos.El declive es atribuido a la preferencia por fortalecer a Pemex durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, lo que redujo la apertura de nuevas estaciones. El endurecimiento de la importación privada de combustibles, impulsado por el Gobierno, también afectó la competencia y frenó la expansión de nuevas gasolineras, ya que se restringieron las franquicias de marcas internacionales que operan en el país. Diversos factores explican esta caída. Según Onexpo Nacional, la incertidumbre generada por la posible desaparición de la CRE y la integración de sus facultades a la Secretaría de Energía (Sener) provocó que los empresarios se desalentaran y presentaran menos solicitudes. Además, la situación económica, con altas tasas de interés, dificultó la inversión en nuevos proyectos de gasolineras, haciendo que el crecimiento del sector se ralentizara.Actualmente, en el país hay 14 mil 039 gasolineras autorizadas, 56 están cerradas, 23 están en condiciones de abandono y ocho no existen en los predios donde deberían estar. Mientras estaciones de servicio registran desabasto de Magna en los últimos días, hay más explicaciones por la caída de nuevos permisos, con las nuevas acciones del Gobierno de Claudia Sheinbaum. Primero: la lucha del Gobierno federal contra el huachicol fiscal está frenando la distribución legal de combustible, afectando el abastecimiento. El nuevo reglamento federal para combatir el robo o contrabando complican las operaciones de comercializadoras privadas, que ahora enfrentan mayores restricciones y permisos. Segundo: el nuevo reglamento prohíbe el trasvase de combustible importado, lo que retrasa la entrega y limita la capacidad de respuesta de los distribuidores. Tercero: la falta de surtido se ha agudizado, especialmente en Guadalajara, con varias estaciones sin la “verde”. Algunas se ven obligadas a cerrar temporalmente. Cuarto: topar el precio de la Magna en 24 pesos también afecta a los gasolineros: al no tener más ganancias, prefieren no vender el producto. Y quinto: la Terminal de Almacenamiento y Despacho de Pemex de El Castillo, por ejemplo, enfrenta saturación y precios poco competitivos, lo que desalienta a los distribuidores privados.Nicolás García de León, abogado y académico de la Universidad Panamericana, consideró que uno de los principales obstáculos para la apertura de nuevas estaciones de servicio es el control estricto que se está imponiendo sobre su operación. Explicó que el nuevo reglamento fiscal, diseñado para fortalecer el control sobre la venta y almacenamiento de combustibles, podría tener efectos negativos sobre la inversión en el sector. Las regulaciones excesivas, advierte, desincentivan a los inversionistas, quienes se enfrentan a una opción: cumplir con una normativa “brutal” o decidir no participar.Apuntó que la saturación normativa no solo promueve la burocracia, sino que también favorece la corrupción y reduce la competitividad del mercado. Un entorno regulatorio razonable, en el que se respete la ley y se combata el crimen organizado, según García de León, es clave para que el sector crezca y el número de nuevas gasolineras aumente.