En el extremo sur de la metrópoli, el bosque de Bugambilias ofrece una experiencia distinta: acampar con vista panorámica a Guadalajara. Antes de que caiga la noche, los senderos se iluminan con el brillo suave de las bugambilias salvajes y el aroma de los árboles nativos. Pero el mayor espectáculo llega cuando las luces de la ciudad comienzan a encenderse en cascada: miles de destellos que se miran desde arriba como si la ZMG fuera un mapa de constelaciones.Durante el día, los visitantes pueden recorrer veredas empinadas que llevan a miradores naturales, practicar trail running entre caminos de tierra rojiza, observar aves que sobrevuelan las barrancas o simplemente extender una manta para admirar la puesta de sol. Acampar aquí es perfecto para quienes quieren una experiencia íntima, cercana, donde la vista es el eje central del viaje: un recordatorio de que la naturaleza y la urbe coexisten a pocos metros de distancia.Ubicado en el corredor de la barranca hacia Tesistán, el Parque Ecológico Huilotán es uno de los secretos mejor guardados para acampar cerca de Guadalajara. Con una vegetación más húmeda que la de otros bosques de la región, Huilotán se distingue por su sensación de frescura permanente: el sonido de los arroyos, el musgo que recubre las piedras, la sombra espesa de los fresnos y capomos que forman techos verdes.Aquí, los campistas encuentran paz en la posibilidad de caminar entre árboles altísimos, recorrer senderos que descienden hacia pequeñas cascadas o instalar su tienda cerca de zonas donde el agua corre suave. Huilotán es un destino ideal para quienes buscan un contacto más íntimo con la naturaleza: perfecto para hacer fotografía de flora y fauna, observar insectos, aves y mariposas, o simplemente descansar bajo un clima más fresco que el de la ciudad. Sus noches suelen ser frías y silenciosas, ideales para encender una fogata controlada y contar historias.Al sur de la metrópoli se levanta Cerro Viejo, una cadena montañosa que supera los 2,900 metros de altura y que guarda algunos de los paisajes más imponentes del valle de Tlajomulco. Su biodiversidad es vasta: bosques de encino, pino y oyamel; zonas donde crecen orquídeas silvestres; miradores que muestran el valle como un gran mosaico de verdes y ocres.Acampar en Cerro Viejo implica un ascenso que se gana paso a paso, lo que convierte la experiencia en una mezcla de esfuerzo físico y recompensa visual. Desde la cima, el atardecer pinta de naranja las montañas y, cuando cae la noche, las estrellas aparecen con una nitidez difícil de encontrar cerca de una gran ciudad. Durante el día se pueden hacer rutas de senderismo exigentes, explorar zonas de piedemonte, visitar pequeñas comunidades aledañas o practicar ciclismo de montaña. Es un lugar perfecto para quienes buscan una experiencia más rústica, profunda y silenciosa, lejos del ruido urbano.El Nevado de Colima es una de las joyas naturales más impresionantes del occidente mexicano. Con un paisaje que cambia radicalmente según la altura —bosques densos en la base, pinos en las medias montañas y vistas casi lunares cerca de la cima—, el parque es un destino obligado para campistas experimentados que buscan frío, altura y aventura.En invierno, la cima puede cubrirse de nieve, lo que transforma el paisaje en una postal blanca. Acampar aquí requiere buena preparación: las temperaturas suelen bajar drásticamente por la noche, pero la majestuosidad del entorno lo compensa todo. Desde los campamentos autorizados se observa el Volcán de Fuego, uno de los volcanes más activos del país, que a la distancia emite exhalaciones discretas que se elevan hacia el cielo.Los visitantes pueden recorrer senderos interpretativos, avistar fauna como halcones y venados cola blanca, y caminar entre árboles altísimos que crujen con el viento. Es un lugar para reencontrarse con la inmensidad del mundo natural y recordar que la montaña siempre marca el ritmo del viaje.MF