Previo a la celebración del Día de la Candelaria, decenas de tapatíos hicieron fila de hasta una hora en el local Tamales Chela, ubicado en el cruce de las calles Francisco Zarco y Gabriel Ramos Millán, en la colonia Santa Teresita, en Guadalajara; para comprar los tradicionales tamales del 2 de febrero y, reconocieron algunos compradores, "para mantener viva la tradición".Olivia Estrada, una de las encargadas del establecimiento, señaló que desde finales de noviembre comienza la venta y pedidos de tamales. Durante este lapso llegan a vender hasta tres mil en un solo día. Y el 1 de febrero, por su parte, suelen ser los días de mayor demanda, cuando llegan a vender hasta tres mil 500 tamales.Hoy, por ejemplo, se acabaron alrededor de las 19:00 horas. Aunque las personas seguían llegando, los trabajadores les comentaron, antes de formarse, que ya no había. Y la fila, casi kilométrica, se extendía por la banqueta de la calle Francisco Zarco.Una de las personas que sí alcanzó a llegar a tiempo fue Vanesa, quien cerca de las 18:30 horas ya estaba formada. Compró 30 tamales, pues le salió el Niño Dios en la Rosca de Reyes. "Todos los años con la familia seguimos haciendo esta reunión. Ya tengo unos 10 años viniendo a este local. Pero la tradición ha disminuido, creo yo que ya no es como antes. Antes era un festejo grande, pero ahorita ya no se ve como tal”, mencionó.Olivia, ajetreada por el gran número de personas que se abarrotaban frente a su local, sacaba los tamales de una olla y los guardaba en bolsas de plástico. Algunos pedidos eran de 10 o 15 tamales, pero otros eran hasta de 50. "Todos los años tenemos mucha gente, entonces nos preparamos para hacer los pedidos con anticipación. El día 2 también vendemos, pero sólo sobre pedido, y esos días también suelen ser muy ocupados. Los pedidos son de mínimo 50 tamales, pero pueden ser de mucho más", comentó.Por su parte, Rosa María, también al final de la fila, sólo compró 10 tamales. Al igual que Vanesa, considera que la tradición ha disminuido, aunque en su casa ha procurado mantenerla. "Desde que yo me acuerdo en mi casa llevábamos tamales con la familia. Y lo seguimos haciendo. Ahora somos cinco en la familia, pero ya no es lo mismo. Antes todos iban, ahora esperamos a ver quién puede ir a la casa", lamento.Y Fernando, quien ya desesperado esperaba que su esposa recibiera sus tamales, agregó que en su casa procuran mantener la tradición, por lo que desde hace algunos años compran en este establecimiento. Hizo un pedido de 50 tamales para toda la familia y algunos amigos, y sostuvo que el local siempre estaba lleno, aunque significara un tiempo de espera mayor. "Esta tradición es milenaria y qué bueno que se siga haciendo, sobre todo en las escuelas. A mi esposa le tocaron este año los tamales, entonces aquí estamos", concluyó. YC