
¿Taiwán, una isla que podría formar parte de China?
Taiwán, isla llena de historia y en tensión desde muchos años con su vecino, la República Popular de China, se ve cada vez más amenazado en su independencia, su autonomía y su existencia como país

La República Popular de China, dirigida por el PCC, realiza regularmente bloqueos ficticios y otras maniobras alrededor de Taiwán. ARCHIVO/EFE/R. B. Tongo/EFE/Xinhua News Agency/AP Photo/E. Vucci/CANVA.
Taiwán tiene un contexto actual muy particular a nivel económico, político, geográfico y sobre todo geopolítico. Para entender lo que sucede ahora, en la región a la cual pertenece Taiwán, Asia, tenemos primero que mirar al pasado de la isla y su construcción a lo largo de los años.
La nación taiwanesa nació en 1949 cuando el Gobierno de la República de China, dirigido por el Kuomintang, un poder nacionalista, perdió la guerra civil contra los comunistas del Partido Comunista Chino, el PCC.
Perdiendo esta guerra, los nacionalistas se refugiaron en la isla de Taiwán y en las pequeñas tierras de los alrededores. La dictadura con partido político único se terminó en 1978, cuando empezó la democratización del país. Hasta 1971, la isla de Taiwán representó oficialmente la República de China al internacional y, sobre todo, en la ONU, al Consejo de Seguridad.
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Después de esta fecha, la parte continental que reivindicaba también este asiento lo obtuvo y fue considerado como representante de China a nivel mundial.
En nuestro mundo moderno, Taiwán tiene pocas relaciones diplomáticas oficiales con países del mundo por culpa de la presión puesta por la China del continente de romper todas relaciones comerciales, económicas y diplomáticas en caso de reconocimiento por parte de los Estados de la soberanía del Gobierno taiwanés sobre la isla.
Entonces, solamente doce países reconocen a Taiwán como Estado, pero varios otros mantienen relaciones no oficiales con el Estado, haciendo comercio con la isla y firmando alianzas.
Es en este contexto que se puede analizar la situación actual de la isla y las amenazas que puede recibir por parte de su vecino y viejo gemelo.
Regularmente, la República Popular de China, gobernada por el régimen de partido único de Xi Jinping, toma medidas de intimidación contra Taiwán. El año pasado, en mayo de 2024, el Estado continental ha rodeado Taiwán con maniobras militares, con el objetivo de imponer un «severo castigo por los actos separatistas» en la isla. El Gobierno de Xi Jinping los amenazó que terminarán “en la sangre”.
La agencia oficial Nueva China, a través de su portavoz Li Xi, indicó en un comunicado que estas maniobras militares era un “severo castigo para los actos separatistas de las fuerzas de la “independencia de Taiwán” y una severa advertencia contra la injerencia y la provocación de fuerzas exteriores”.
Un otro diplomático chino, Wang Wenbin, declaró que “todas las fuerzas separatistas partidarias de la independencia de Taiwán acabarán ensangrentadas y con la cabeza rota ante el acontecimiento histórico de la reunificación completa de China”.
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Todas estas amenazas verbales pueden asustar a Taiwán y su Gobierno para el futuro y los riesgos que pueden existir con la invasión por su vecino continental.
Nueva China agregó que “las maniobras tienen lugar en el estrecho de Taiwán, al norte, sur y este de la isla de Taiwán, así como en las zonas próximas a las islas de Kinmen, Matsu, Wuqiu y Dongyin”. Estas amenazas permanentes son una prueba de las voluntades de la República Popular de China frente a la independencia de la isla.
Según los responsables políticos de China estos ejercicios militares tienen como objetivo “poner a prueba las capacidades reales de combate conjunto de las fuerzas de mando”, explicó también, mediante “patrullas de preparación de combate marítimo-aéreo, toma de control de todo el campo de batalla y ataques de precisión sobre objetivos clave”.
En un comunicado, el mando del Teatro Oriental del ejército chino declaró que «el objetivo de estas maniobras es poner a prueba la capacidad de nuestros soldados para llevar a cabo operaciones», incluidos «ataques de precisión multidireccionales».
La isla de Taiwán condena estas acciones por parte de China, pero no tiene las capacidades económicas y sobre todo militares para poder responder y bloquear las maniobras de su vecino en sus territorios marítimos y aéreos.
El ministro de la Defensa de la Isla calificó las maniobras militares de China de “provocadoras e irracionales”. Agregando que Taiwán ha “desplegado fuerzas marítimas, aéreas y terrestres en respuesta (…) para defender la libertad, la democracia y la soberanía”.
Siendo una democracia, Taiwán puede contar con el apoyo de los Estados de Occidente que defienden este modelo. La Unión Europea como Estados Unidos participan en la protección diplomática de la isla y elGobierno estadounidense participa también a nivel militar.
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China ha sancionado a unas quince empresas estadounidenses para sancionar a la primera potencia militar del mundo de vender armas a Taiwán.
De hecho, Washington dejó de reconocer a Taiwán como China en 1979 para empezar a normalizar sus relaciones con Pekín, pero el Congreso estadounidense impone al Estado federal suministrar armas a la isla para disuadir a China de cualquier ambición expansionista.
Para mostrar este apoyo, varios enlaces fueron creados entre Estados Unidos y Taiwán. Por ejemplo, el señor Lai, el actual presidente de la isla hizo un viaje como vicepresidente en 2023 en Estados Unidos. De forma recíproca, ex jefa de los diputados estadounidenses bajo la presidencia del demócrata Biden, Nancy Pelosi.
Cada vez tras estos avances diplomáticos, el régimen chino organizó maniobras militares alrededor de la isla para intimidar a los taiwaneses.
Entonces, desde hace décadas, Estados Unidos está legalmente obligado a suministrar armas a Taiwán a pesar de las protestas de Pekín, pero mantiene una “ambigüedad estratégica” en cuanto a su reacción en caso de ataque chino.
Durante estos eventos, en 2024, los Estados Unidos, dirigidos por Joe Biden, un demócrata, pidieron a China que mostrará “moderación”. “Instamos a Pekín a actuar con moderación y reiteramos que China no debe utilizar la transición política en Taiwán como pretexto o excusa para tomar medidas provocadoras y coercitivas”, según las palabras del portavoz de la Casa Blanca.
La ONU también expresó sus preocupaciones en frente de estas tensiones y, a través de su secretario general, António Guterres pidió a las distintas partes que “se abstuvieran de cualquier acción que pudiera agravar las tensiones”.
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Taiwán y sus dirigentes están cada vez más preparados para una posible guerra con su vecino continental. El presidente actual pidió a China “detener su intimidación política y militar”.
Al mismo tiempo que las amenazas se hacen cada vez más presentes sobre el territorio asiático, el parlamento de Taiwán, el Yuan legislativo, votó contra el aviso del Gobierno para una reducción drástica del presupuesto de la defensa del país.
El presidente Li anunció que con estas decisiones varios pedidos de drones, barcos, aviones o incluso submarinos podrían cancelarse con la fuerte reducción del presupuesto en este ámbito.
El martes 1 de abril de 2025, el Ejército chino reiteró sus acciones, simulando un bloqueo de la isla con sus fuerzas armadas. Según Xi Jinping y el PCC, estas maniobras pretenden enviar una “fuerte advertencia” a Taipéi.
Shi Yi, portavoz del Mando del Teatro Oriental del ejército chino, anunció que las fuerzas chinas “se acercan a la isla de Taiwán desde múltiples direcciones” antes de agregar que estas maniobras son “legítimas y necesarias para salvaguardar la soberanía y la unidad nacional de China”.
El Gobierno de la República Popular de China nunca negó que podrá usar la fuerza para recuperar la soberanía sobre la isla de Taiwán y considera este territorio como suyo. Además, Xi Jinping usa la intimidación y la ridiculización para deslegitimar la independencia de la isla. Por ejemplo, un vídeo compartido por el ejército chino muestra al presidente taiwanés como un insecto, ardiendo en un brasilero.
Según las autoridades de defensa taiwanesas, China movilizó 19 buques de guerra en torno a Taiwán en las 24 horas previas a las 06:00 horas del martes, entre ellos un portaaviones, el Shandong. Al mismo tiempo que empezó sus maniobras, el Gobierno chino declaró que “la independencia de Taiwán [significaba] la guerra”.
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Además, según la cédula que está a cargo de Taiwán en China, agregó que “promover la independencia de Taiwán significa empujar al pueblo de Taiwán a una peligrosa situación de conflicto armado”.
Para el primer ministro Cho Jung-tai, “recurrir a demostraciones militares de fuerza no es lo que deberían hacer las sociedades modernas y progresistas”.
Como consecuencia, China utiliza métodos cada vez más violentos y belicosos para hacer frente a Taipéi. Sin embargo, en algún momento se encontrará en la línea del conflicto directo si aumenta gradualmente sus amenazas.
Iniciar un conflicto directo con Taiwán es correr el riesgo de que Estados Unidos, aliado de la isla, se implique también en el conflicto y de que comience, por tanto, una guerra abierta entre la democracia estadounidense y el régimen comunista chino.
Por eso, la mejor opción para el régimen chino es apostar por un bloqueo, ya que sería difícil que Estados Unidos convenciera a su opinión pública de involucrarse en un conflicto directo con la segunda potencia mundial cuando no ha invadido la isla.
Por tanto, la solución del bloqueo podría ser adoptada por Xi Jinping, aunque sigue existiendo el riesgo de que Estados Unidos decida apoyar a su aliado pacífico.
Por último, podríamos imaginar que la pérdida de crecimiento demográfico y económico de China occidental en los últimos años podría alimentar un deseo nacionalista de recuperar rápidamente el control de la isla, sus habitantes y, sobre todo, su economía y su potente industria tecnológica.
Está por ver si China cruzará la línea y establecerá un bloqueo o incluso una invasión, pero lo que es seguro es que la presión ejercida sobre la isla y su régimen no va a disminuir en los próximos años.
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TS
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