Rusia mantiene su ofensiva militar sobre Ucrania, a pesar de los esfuerzos diplomáticos encabezados por líderes europeos para establecer una tregua temporal. El Ejército ruso lanzó el viernes un ataque masivo con misiles y drones contra infraestructuras gasísticas en territorio ucraniano, dejando en claro que Moscú no tiene intención de aceptar un alto el fuego provisional.La negativa del Kremlin se basa en la postura expresada por el presidente Vladimir Putin desde junio de 2024: Rusia solo detendrá los ataques cuando Kiev retire sus tropas del Donbás y del sur del país, específicamente en Jersón y Zaporiyia, y renuncie públicamente a sus planes de ingresar en la OTAN. Además, exige el reconocimiento de la anexión rusa de la península de Crimea y de otras cuatro regiones ucranianas.El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y su homólogo francés, Emmanuel Macron, presentaron esta semana una propuesta de tregua de un mes que abarcaría tanto ataques aéreos como marítimos. La iniciativa incluía la suspensión de los bombardeos contra la infraestructura energética ucraniana, un punto clave para evitar un colapso en el suministro de electricidad y gas en el país.Sin embargo, el Kremlin rechazó de inmediato la propuesta. Según Moscú, la tregua buscaba dar un respiro a las fuerzas ucranianas, que atraviesan dificultades en el frente de batalla. “Es solo un intento de evitar el colapso del Ejército ucraniano”, argumentaron fuentes oficiales rusas.Otro punto de tensión en las negociaciones de paz es la posibilidad de que tropas europeas sean desplegadas en Ucrania para garantizar la seguridad y el cumplimiento de un eventual acuerdo. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, descartó rotundamente esta opción y cuestionó qué garantías de seguridad se le ofrecen a Rusia en el contexto del conflicto.Para el Kremlin, la presencia de fuerzas militares europeas representaría una participación directa de la OTAN en la guerra. “Eso significaría no una guerra híbrida, sino una participación abierta y oficial de los países de la OTAN contra Rusia. No podemos permitirlo”, advirtió Lavrov.El jefe de la diplomacia rusa fue más allá al afirmar que Moscú respondería con contundencia ante cualquier despliegue militar europeo. “No nos quedaremos con los brazos cruzados”, aseguró, dejando en claro que cualquier intervención sería vista como una amenaza directa a la seguridad rusa.Mientras la tensión con Europa se mantiene, Rusia ha encontrado un punto de diálogo con Estados Unidos. Después de meses de espera, Washington dio el visto bueno al nombramiento de Alexandr Darchiev como nuevo embajador ruso en la Casa Blanca, un gesto que marca el primer avance en la normalización de relaciones entre ambos países.El Kremlin ha modificado su discurso en torno a Occidente, dejando de referirse a un “Occidente colectivo” como un bloque homogéneo. Dmitri Peskov, portavoz del gobierno ruso, destacó que ahora identifican solo a “un grupo de países” dentro de ese bloque como el verdadero “partido de la guerra”, en referencia a quienes siguen brindando apoyo militar a Ucrania.A pesar de este ligero acercamiento con Washington, la posición de Rusia en el conflicto ucraniano sigue siendo inamovible. Los bombardeos continúan, la exigencia de una rendición parcial de Kiev se mantiene y la posibilidad de una tregua sigue sin concretarse. Europa, por su parte, busca evitar una escalada mayor mientras enfrenta el desafío de sostener su respaldo a Ucrania sin caer en una confrontación directa con Moscú.