Miércoles, 25 de Diciembre 2024

Descubren dos ciudades perdidas en la Ruta de la Seda

Los expertos aún no saben cómo es que estos asentamientos lograron sobrevivir a pesar de las condiciones extremas en las que se encontraban

Por: Guadalupe Anahí Gutiérrez García

Los comerciantes transportaban productos como seda, especias, porcelana, té, metales preciosos y piedras preciosas. Pexels / Pixabay

Los comerciantes transportaban productos como seda, especias, porcelana, té, metales preciosos y piedras preciosas. Pexels / Pixabay

Los investigadores usaron la tecnología LiDAR, que es una tecnología de detección que utiliza rayos láser para medir distancias y movimientos precisos en un entorno en tiempo real. Gracias a esta tecnología, se pudo observar urbes con diseños sofisticados, tales como casas, plazas, caminos y fortificaciones.

Por lo que un grupo de arqueólogos logró descubrir dos ciudades muy antiguas que los dejaron sorprendidos, las cuales son Tashbulak y Tugunbulak, que se encuentran en Uzbekistán.

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Encontrar estas ciudades cambia mucho el panorama actual de lo que se pensaba de la urbanización de la red de comercio en aquellas zonas, ya que en aquellas épocas, entre los siglos VI y XI, la Ruta de la Seda estaba en su mayor apogeo.

La Ruta de la Seda

La Ruta de la Seda fue una extensa red de rutas comerciales terrestres y marítimas que conectaba Asia, Europa y Medio Oriente a lo largo de miles de kilómetros. La importancia de esta ruta radica en que fue la primera ruta comercial mundial, lo que permitió un gran intercambio de mercancías, tecnologías, culturas y religiones.

Tashbulak y Tugunbulak

Estas dos ciudades antiguas se encuentran a una altura de entre 2 mil y 2 mil 220 metros aproximadamente, además, Tugunbulak es la ciudad más grande de las dos y abarca unas 120 hectáreas. Cuenta con estructuras permanentes y con hasta 5 torres de vigilancia que se conectan por muros. En cambio, Tashbulak, refleja la diversidad religiosa y tiene uno de los cementerios musulmanes más antiguos de la región.

Este descubrimiento se publicó en la revista Nature, y los expertos creen que estas ciudades se fundaron en las montañas para aprovechar los fuertes vientos, lo que les permitía alimentar los fuegos a la temperatura necesaria para fundir el hierro. Tugunbulak fue un importante centro de producción de acero.

Los expertos aún no saben cómo es que estos asentamientos lograron sobrevivir a pesar de las condiciones extremas en las que se encontraban. Esto se debe a que había inviernos muy largos, acantilados escarpados y un terreno que no permitía la agricultura a gran escala.

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GG

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