Sábado, 08 de Noviembre 2025

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Feo a propósito

Por: Sergio Oliveira

Feo a propósito

Feo a propósito

La belleza es subjetiva, sí, pero a veces la fealdad es tan presente que duele y la vuelve casi una unanimidad. Hay autos que nacieron francamente feos y, para sorpresa de muchos, la intención era exactamente esa en muchos casos. El ejemplo actual más obvio es la Tesla Cybertruck. Con sus formas puntiagudas y superficies planas, la camioneta del fabricante de vehículos eléctricos estadounidenses nació para ser tan fea que fuera capaz de provocar. Y en este caso, al menos, las cosas no les están saliendo como esperaban, porque ser feo no necesariamente significa ser poco exitoso, como lo es ella. Y también depende, obvio, de los ojos de quien los mira.

No es fácil entender por qué se diseña un auto feo. Jamás se me va a olvidar cuando, en el auge de los salones de automóviles de Detroit, en la época el más importante del mundo, General Motors mostró por primera vez el Pontiac Aztek. Primero fue un concepto, con reacciones tan fuertemente contrarias que, cuando vimos que salió a producción, muchos estábamos incrédulos. Pero GM estaba, en los años 90, buscando salir de su estrategia de “pan con lo mismo” de entonces. Querían algo diferente. En las “clínicas” -sesiones donde determinadas personas, supuestamente clientes con el potencial de comprar un vehículo como el que iban a lanzar-, los que vieron el Aztek lo odiaron. Pero la determinación en GM era tan firme que lo lanzaron de todos modos. Tan mal le fue, que en menos de un año le hicieron un facelift. En tres años, luego de quedar lejos de la cifra de ventas esperada de 75 mil unidades anuales y de ni siquiera alcanzar las 30 mil que hubieran, al menos, pagado las cuentas, el Aztek murió. Es cierto, años más tarde se volvió de culto debido a la serie Breaking Bad, pero más importante que la gente queriendo ser Walter White, es el hecho de que su personaje nació como un perdedor tan obvio que el auto que mejor lo describía era un Aztek.

A otros feos no les fue tan mal. El Fiat Multipla difícilmente encontrará a alguien que lo defienda estéticamente, pero era un buen coche en el que, incluso, en el asiento delantero, en medio, uno iba cómodo. El Aztek era una mala minivan, la Venture, solo que fea.

Lo importante es ser diferente

El Chrysler PT Cruiser era otro de los considerados feos por muchos. Particularmente, a mí me gustaba. Para Fiat, el Multipla funcionó, vendiendo alrededor de 400 mil unidades, aunque para lograrlo tuvieron que hacer un cambio en sus faros, que se ubicaban en la base de los pilares que sostenían el parabrisas y eran el principal motivo de las críticas al auto.

Hay clientes que disfrutan andar en autos, digamos, diferentes. Y son estos los que las marcas buscan cuando quieren hacer algo realmente atrevido. Uno de esos autos diferentes es tan respetado que lo feo termina siendo olvidado. Me refiero al Nissan GT-R, el famoso Godzilla. Shiro Nakamura, vicepresidente de diseño de Nissan cuando salió el auto, dijo que jamás tuvo la intención de hacerlo bonito, solo atrevido y claramente japonés. Vaya que lo era.

También pregunté a Nakamura, en el momento de lanzamiento del Juke, si ser diferente era más importante que ser bonito. Me contestó que a lo mejor el Juke era “lo bonito de mañana”. Para mí, 15 años después de su lanzamiento, sigue siendo tan feo como en el primer día, pero hay más de un millón de personas que piensan distinto y lo pusieron en sus cocheras. El Juke no solo sigue en producción en algunos mercados, sino que habrá una nueva generación pronto que, según Alfonso Albaisa, el cubano-estadounidense hoy responsable de diseño de Nissan, “vendrá de Marte”.

No es difícil entender que para muchos, llamar la atención es algo importante. Para unos lo es tanto que son capaces de soportar los ojos críticos por conducir algo considerado feo. Así pasó con el Prius en su primera generación. Era como decir: “Miren, ayudar al planeta es tan valioso para mí que estoy dispuesto a manejar algo así de feo”. Con la Cybertruck, tal vez sea algo como: “Puedo tener mal gusto, pero que quede claro que tengo dinero”. Con el Juke no: fue simplemente un caso de “lo amas o lo odias”. Pese a que yo estoy entre los últimos, el auto genera dinero para la marca y eso es mucho más importante que mi gusto personal.

oliveiraserg@gmail.com
 

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