Aunque nos vimos en el grave riesgo de tener en Jalisco una elección de estado, finalmente Movimiento Ciudadano reaccionó y a tiempo modificó los planes que ya tenía cocinados. Debe de haber sido un momento tenso y crítico entre el gobernador saliente y la presidencia del partido, para que el postulado original fuese de momento descartado y la nominación se diera a quien tenía más posibilidades de ganar desde la ciudadanía y no desde el gobierno. Si nos atenemos al testimonio de las instituciones electorales, el nuevo gobernador realmente ganó democráticamente, algo en lo que el sentir de la sociedad coincidía.Pero ganar un cargo de tal nivel hace mucho que dejó de ser precisamente atractivo para los políticos honestos, que, aunque diezmados, todavía los hay. Si contienden, saben que la tarea no es nada fácil, son numerosos y muy serios los pendientes que desde sexenios atrás no sólo no se han resuelto, sino que, además, se han agravado.Hay rubros en los que Jalisco “logró” mantenerse entre los primeros lugares a nivel nacional todo el sexenio, por ejemplo, en el caso de los desaparecidos o del robo de autos. Por la experiencia que tenemos, son igualmente muchos los municipios que se hallan por completo sometidos al crimen organizado, y muchos más los negocios de todo tipo y nivel que deben pagar piso si no quieren verse en problemas.La deforestación de particulares o de células delincuenciales en los bosques del estado no ha parado, al punto que hoy día lo que podemos ver son solamente vallas de árboles a lo largo de las carreteras serranas que encubren la depredación a gran escala que vivimos. Envuelta en el misterio permanece la explotación minera en diversas regiones, mientras que, en Guadalajara, en la ribera de Chapala y en Puerto Vallarta, el negocio inmobiliario crece sin cesar a costa de todo y de todos, pero dejando grandes dividendos a no sabemos quién.Los líos con la federación nos han dejado carreteras intransitables, cebándose este mal en una carretera crónicamente abandonada, la que va de Guadalajara a Barra de Navidad, especialmente a partir del crucero de Santa María, tramo prolongado y sinuoso que jamás nadie ha pensado, ¡qué digo ampliar a cuatro carriles!, pero ni siquiera mantener en un estado medianamente bueno, condenando a todas las poblaciones de su derrotero, como si no fueran ya parte de Jalisco o no hubiese autoridad alguna que abogue por ellos.La creciente contaminación del aire, la tierra y los recursos acuíferos no ha podido ser controlada. La anunciada “resurrección” del río Santiago fue ni más ni menos, la última ilusión fantasiosa y frustrada del gobierno saliente, que terminó por admitir en este campo su derrota bajo el barniz de que por lo menos se había comenzado a hacer algo.La visible autoanulación de la Secretaría de Vialidad es otro dato interesante del sexenio que ya terminó, en realidad es como si esa dependencia o se hubiese reducido a trámites de oficina, o hubiese del todo desaparecido, menos de la nómina: semáforos ennegrecidos, chuecos, desviados, con calcomanías, o cubiertos por ramas, ausencia de nomenclatura en calles y avenidas, trazos diluidos sobre las calles, ausencia de agentes viales en lo que se requiere, en fin, un total fracaso.Y no obstante la gravedad de estos temas, hay uno que debería ser todavía más preocupante, la escalada de violencia social que se observa en todas partes. Sin duda que no es precisamente un premio ganar la gubernatura.